En todas partes del mundo escuchamos hablar de cambio climático, no siempre con suficiente conocimiento de causa, pero a menudo se mencionan situaciones atribuidas a este fenómeno como huracanes y sequías, desaparición de los glaciares, ondas de calor y un incremento en el nivel de los mares.
Escrito por Ricardo Navarro.04 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
Si bien podemos especular que estos fenómenos son ya una consecuencia directa de un cambio en el clima del planeta, hay realidades que ya no admiten especulación sino que son consecuencias claras de un cambio climático producido por el ser humano.
Lo primero es el incremento de la temperatura de la atmósfera a nivel global. En los últimos 150 años la temperatura promedio ha subido más de 0.8 grados centígrados y por donde se examine la situación, ya sea estudiando variaciones en el comportamiento del Sol o de la Tierra, no hay forma de justificar este incremento ni la velocidad con que se ha dado, a no ser por el incremento de dióxido de carbono, metano y otros gases en la atmósfera ocasionado por las emisiones del ser humano.
Este incremento de temperatura del aire aumenta su capacidad para absorber humedad, lo cual se traduce en una fuerte alteración del régimen de lluvias, vientos y temperaturas, lo que afecta de inmediato y considerablemente la agricultura.
En El Salvador tuvimos en 2010 una gran pérdida de cosechas y la situación se agrava porque países vecinos como Nicaragua que antes nos sacaban del apuro con el suministro de granos, han corrido la misma suerte y se escuchan opiniones que pronto estaremos comiendo frijoles negros de Etiopía quizás a $2 la libra.
El instituto Worldwatch de EUA señala que el trigo alcanzó precio récord en el Reino Unido y en la India los alimentos experimentan incrementos anuales del 18%. Hay manifestaciones violentas en Argelia por problemas alimentarios; Rusia está importando granos para alimentar su ganado y China está comprando en el mercado internacional cantidades masivas de trigo y maíz.
Todo esto parece indicar que a partir de 2011 la humanidad experimentará hambrunas en intensidad y extensiones nunca antes vistas, las cuales se volverán más intensas con el tiempo, ya que la temperatura del planeta y el cambio climático tienden al alza y el impacto en la agricultura será mayor.
El gobierno del presidente Funes no parece tener ni la conciencia, ni el conocimiento para elaborar una política de cambio climático acorde con las circunstancias, menos se podría decir de su capacidad para implementar medidas requeridas a mediano y largo plazo. Por el contrario el presidente sí parece interesado en promover el uso de la tierra para producir etanol, lo que agravaría la situación.
El gobierno debería entender la necesidad de desarrollar una agricultura para hacerle frente al cambio climático e interesarse por implementar medidas urgentes para afrontar el problema de escasez de alimentos, como es la importación pronta y masiva de granos y regular su precio al estilo de un Instituto Regulador de Abastecimientos.
Acciones requeridas ante el cambio climático son muchas y muy complejas, pero al menos preocupémonos por la hambruna que se divisa en el horizonte.
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