“La batalla por el centro se ganará cambiando el paradigma, buscando planteamientos creíbles a sus problemas, no induciendo miedo ni lucha de clases, sino presentando caras que proyecten honestidad y fuerte fibra moral.”
Escrito por Rafael Castellanos.15 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
El grupo más disputado electoralmente serán los 700 a 800 mil votantes que deciden la presidencia de la república y muchos de los diputados que van a la Asamblea. No son voto fiel de ARENA ni del FMLN; su naturaleza es variada, generalmente urbanos, clase media y media baja, con diversos niveles de educación, críticos y decepcionados de los políticos tradicionales, bastante informados y con grandes deseos de que cambie la forma en que se hace política.
Ellos dieron la presidencia a Mauricio Funes y antes a Saca. El grupo seguirá creciendo, los jóvenes que entran al cuerpo de votantes están muy lejos del conflicto y les es lejano el referente ideológico de los grandes originado en la lucha de clases y el socialismo del Frente y el anticomunismo como única bandera en ARENA. A este grupo ingresan cada vez más, de todas las edades en esa indiferencia, sus resortes internos son otros, estos argumentos perdieron vapor.
Aumenta el número por el desgaste natural que el Frente sufre en el gobierno y porque los resultados son malos. ARENA sigue perdiendo por el ataque permanente de GANA apoyado por las estructuras de poder para debilitarlo. (¿Es legal hacer campaña a estas alturas, autoridades electorales?)
Lo que motiva al centro cambió. En las últimas décadas el miedo al comunismo y luego al socialismo tipo Chávez fueron el discurso de campaña de ARENA, aun en la apretada victoria de Funes. El temor fue importante en algún tiempo y se mostró en las urnas en forma clara.
La situación ha cambiado, el miedo al socialismo ya no es el factor determinante por diversas razones: Cuba, el referente ideológico al que el FMLN se ha mantenido anclado en el pasado, se cae a pedazos. Chávez tiene cada vez más problemas internos y difícilmente podrá seguir financiando igual su mesiánica propuesta, aunque estará presente. El peligro disminuyó mucho, la percepción mucho más.
El FMLN llegó al poder y no ha pasado mucho rumbo al absolutismo. ¿Estrategia? Puede ser pero no lo perciben así. No se han dado movimientos dramáticos, perceptibles en esa dirección, aparte de discursos calenturientos y algunos movimientos en educación y salud.
“Allí están y no ha pasado nada”, dice la gente en tertulias. Probablemente no pasará nada, dice un intelectual respetado. Ojalá así sea.
Para nuestro análisis lo verdaderamente importante no es si pasaría o no, sino que este grupo decisivo para ganar elecciones perdió el miedo. Una campaña basada en ese teorema no funcionará con ellos. ¿Qué buscan? es la pregunta.
Buscan esperanza, ilusión, en forma de un movimiento, ideas. Es un grupo que busca más que caudillos en los partidos grandes, personas nuevas y algunas vigentes, con fuerte carisma moral, algo muy escaso en la escena política.
Buscan planteamientos creíbles, innovadores a los problemas de transporte, medicinas, seguridad, empleo, que proyecten honestidad, que llegarían a servir y no a servirse, buscan personas diferentes de los cínicos que los aburrieron, posiblemente sin mucho pasado político, planteamientos frescos, gente en quien creer.
Al igual que el resto, seguridad, empleo, ingresos, oportunidades de trabajo, educación y salud. Son más objetivos, observan las actuaciones de los políticos, sensatos y sabios en sus juicios, sus opiniones sorprenden por atinados, concretos, y madurez.
Están desencantados de cómo funcionan los partidos. No les entusiasma la dinámica ni la parafernalia partidaria actual, que se han quedado estancadas.
Es evidente la urgencia de enfocarse en ese grupo, de capturar sus corazones, admitiendo humildemente los errores cometidos y proponiendo las soluciones a lo que se ha deteriorado en el estado, más con honestidad y manejo que con ideología. Preocuparse por plantear la solución a sus problemas en forma diferente, creíble.
La batalla por conquistarlos la darán los dos partidos grandes. Se debe pelear desde ahora, las mentes no se ganan en un año.
ARENA tiene el reto mayor, porque tiene más que cambiar a lo que no está acostumbrada. Mutar y acomodarse a nuevas realidades no ha estado en su ruta, ha perdido la agilidad de dejar entrar y atraer a los muchos jóvenes que quieren, pero no pueden o no encuentran cómo.
Debe pasar de sobrevivir de un ataque mortal, a incorporar masivamente a los nuevos que la renovarán, a hacer las propuestas diferentes que atraen a los swingers, a un cambio de piel, a ser de nuevo la derecha moderna del continente, como lo fue en el 88.
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