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2011/02/15

LPG-Editorial-Lo que necesitamos es una política fiscal integral

 Ahora, las autoridades gubernamentales quieren acelerar el calendario y obtener resultados a corto plazo. Las cúpulas empresariales se resisten a ello, porque el proceder gubernamental les genera más desconfianza.

Escrito por Editorial.15 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

El Gobierno necesita más recursos. La sociedad está en un momento económico desafiante y complejo. Hay demandas crecientes de grupos sociales. La modernización requiere inversiones constantes. La deuda pública se incrementa ya en niveles peligrosos. La carga tributaria no puede mantenerse estática. La coyuntura es la menos indicada para aumentar dicha carga. Faltan incentivos reales para el crecimiento. Todo lo anterior, revuelto en una sola olla de presión, hace que el ambiente esté cargado de tensiones, expectativas, impaciencias, angustias y desplantes coléricos. Es hora de que alguien ordene las cosas, para encontrar fórmulas adecuadas de tratamiento de la complicadísima problemática a la que, como país, estamos enfrentados.

En esa atmósfera electrizada empezó a hablarse de pacto fiscal, en el entendido que la misma palabra usada –pacto– implica disposición a los entendimientos. Desde luego, lograr entendimientos concretables en un pacto entre los diversos sectores directamente involucrados, en particular el sector gubernamental y el sector empresarial, requiere de un trabajo que lleva su tiempo y que demanda no sólo esfuerzo de compaginar intereses y voluntades sino adecuada metodología de trabajo. Eso no se hizo, y se dejó la idea flotando. Cuesta creer, entonces, que se tuviera el propósito serio de alcanzar un pacto fiscal verdadero. Ahora, las autoridades gubernamentales quieren acelerar el calendario y obtener resultados a corto plazo. Las cúpulas empresariales se resisten a ello, porque el proceder gubernamental les genera más desconfianza. Y, así las cosas, se recae en las descalificaciones y en los exabruptos. ¿Qué sentido tiene estar en eso cuando el país necesita, con más urgencia que nunca, salidas sostenibles para sus problemas acumulados?

En tales condiciones, las posibilidades pueden ser varias, y ninguna de ellas con visos de auténtica sensatez y efectividad: conseguir un “pacto fiscal” a medias; irse directamente a la negociación partidaria en la Asamblea, donde ya se sabe que cualquier cosa puede pasar; o continuar cargando a como dé lugar la situación de penuria fiscal que tenemos. Entretanto, la tendencia es a seguir engordando el endeudamiento a costa del raquitismo creciente de la sostenibilidad financiera. Esto debe ser analizado a fondo, sobre todo desde las distintas instancias de la sociedad civil, que es la que a la corta y a la larga paga todas las facturas.

Todavía es tiempo de emprender la tarea de construir un auténtico pacto fiscal, que regule el endeudamiento, estructure y ordene el gasto, y module de manera realista el crecimiento de los ingresos públicos. Tomar ahora mismo alguna decisión a la brava sería aventurarse a agregar elementos explosivos a la situación crítica que padecemos; en cambio, dar ejemplo de sensatez bien organizada no sólo contribuiría a racionalizar el tema financiero, sino que enviaría un mensaje muy saludable para la buena marcha de todo el proceso nacional, que ya tiene suficientes traumas como para seguir agregándole más.

Como se viene considerando de resultas de una lectura comprensiva de la realidad actual que enfrentamos los salvadoreños, este será a todas luces un año difícil. La inteligencia y la prudencia deben ir de la mano para facilitar la ruta entre tantos inconvenientes, desafíos y amenazas. Esto tendría que ser entendido y aplicado por todos, y muy en especial por aquellos que están responsabilizados de la conducción nacional, y por los liderazgos de toda índole.

Lo que necesitamos es una política fiscal integral

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