La carrera electoral comenzó temprano y ello dificulta llegar a acuerdos relevantes en este período, luego vienen las de 2014 y 2015. El gran reto de esta sociedad, si queremos trascender, si lo merecemos, es dialogar sinceramente sobre los temas relevantes, buscar acuerdos, aun en medio del fragor de las campañas que vienen.
Escrito por Rafael Castellanos.05 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
“¿Se puede dialogar agenda de nación en medio de campaña electoral? Lo necesitamos y merecemos. El presidente es quien más puede impulsar ese proceso. Sería recordado como un estadista.”
Casi 20 años después de los Acuerdos de Paz, merecemos retomar el espíritu de ellos, seleccionar los temas en que son necesarios acuerdos, debatir sobre el país que queremos, en la forma más concreta posible, acordar planes de largo plazo y decidir cómo vamos a financiar esas iniciativas. ¿Seremos capaces de eso? Siendo un optimista rematado, creo que sí, la realidad impone esa necesidad.
El país tiene dificultades y retos complicados, algunos de carácter inmediato, otros cuyos resultados se ven a largo plazo, pero es necesario poner las bases ahora. Los temas relevantes requieren acuerdos, consensos amplios entre gobierno y empresarios, entre partidos políticos, entre diferentes instancias de peso en la sociedad.
Con la economía creciendo raquíticamente por años, es tema y debe conversarse ampliamente con deseos de entendernos, despejando el ambiente de prejuicios que nublan el entendimiento, armarse de tolerancia y fijar el norte. Es claro que si crecemos a tasas mayores al 6% por varias décadas, pasaremos de pobres a buenos, si no, seguiremos como ahora o peor. Existen soluciones, hay que conversarlas.
Competitividad, libertad económica, transparencia, democracia, todos medidos internacionalmente por organizaciones serias, muestran que hemos venido retrocediendo consistentemente en los últimos diez años. Todas son indispensables para crecer y para darle a los salvadoreños una mejor calidad de vida, un mejor grado de desarrollo humano.
Esta labor, al igual que el crecimiento económico, no puede lograrla solo ningún gobierno, es necesaria la concurrencia de privados, políticos, sistema judicial, municipalidades, sociedad civil...
Nadie discute que la educación es la herramienta más influyente para salir de la pobreza. Teníamos un buen plan consensuado por la sociedad que marcaba bien el rumbo, el 2021, inexplicablemente el gobierno decidió abandonarlo. Debe retomarse su espíritu y estructura, si se le quiere cambiar el nombre, da lo mismo, pero era la única política pública de largo plazo concertada nacionalmente. Nunca es tarde para rectificar, es de grandes hacerlo. Adelante.
En época electoral, la atención nacional, principalmente la de los políticos y los medios, se enfoca en eso y se descuidan los temas de nación. La invitación a sumarse al esfuerzo de llevar paralelamente una agenda no partidaria de nación es tanto a los políticos como a los medios tradicionales y al nuevo poder de opinión e información, las redes sociales. Necesitamos poner permanentemente esa agenda en el debate diario, con la misma pasión que los temas de campaña, llevándolo a nivel del país que queremos, como si fuera el pronóstico del clima.
Si bien no depende exclusivamente del Ejecutivo iniciar algo así, el presidente Funes es quien más tiene el poder de provocarlo, si lo hace, será recordado como un estadista.
Tiene gobernabilidad asegurada con los votos de su partido y de GANA cuando menos, en el corto plazo no necesita de los demás. El sentido de autosuficiencia que eso da puede provocar una conducta de indiferencia al diálogo, “no lo necesito ahora” o al contrario, en esa zona de confort, decidir hacer algo relevante que no se ha podido, propiciar diálogo, entendimientos, ser el artífice de un hecho inédito desde los Acuerdos de Paz.
A los demás nos corresponde en la medida de las posibilidades de cada uno, ser más tolerantes, abiertos de mente y adoptar el deseo sincero de ponernos de acuerdo en esos temas, dejando atrás intereses personales, posiciones anteriores, una especie de armisticio. ¿Se puede? Veremos si lo merecemos.
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