Todos los medios de comunicación se han expresado con diferentes valoraciones sobre las actitudes de algunos dirigentes sindicalistas del sector público y sus conductas antipatriotas y antisociales por medio de las cuales quieren hacer valer sus luchas gremiales.
Escrito por Fernando Fuentes Cabrera.05 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
Sabido es que el sindicalismo ha sido el arma de la clase trabajadora para liberarse de los abusos laborales, por lo que su existencia, ejercicio y práctica es un derecho universal beneficioso para las relaciones patrono-trabajadores.
Lo intolerable en nuestro medio es que aquí los sindicatos públicos están secuestrados por una plaga de personas cuya vida siempre ha sido protestar y sacar provecho para sus intereses.
No es mi propósito denigrar o menoscabar la dignidad de las personas, pero qué credibilidad puede tener una persona que con su apariencia personal y hechos denota una total falta de respeto hacia sus lugares de trabajo.
Los sindicatos deben estar conformados por personas de notable reputación, de elogiable responsabilidad y compromiso laboral, es decir, por empleados, trabajadores o profesionales de respeto.
Lamentablemente, llegan los oportunistas y gangueros, los que creen que por el simple hecho de dejarse crecer la barba o el cabello representan la rebeldía. Los que optan por conductas distantes de lo moral, que riñen con los beneficios de la ciudadanía, que creen que debe tenerse “sangre de sindicalista del sector público”, son personas a quienes poco importa el sufrimiento de otra que ha perdido a un ser querido y no puede darle cristiana velación porque no puede ser reconocido su cadáver por Medicina Legal. Personas a las que poco les importa que un paciente se esté quejando de dolor o muera en una sala de atención de algún hospital por el simple hecho de estar haciendo valer sus reivindicaciones laborales.
Señores sindicalistas públicos: sus quejas, problemas e inconformidades son con el Gobierno; no confundan las cosas, los sufridos no son los ministros o el mismo presidente de la República, ellos únicamente se quedan lamentando y condenando los hechos, pero no sufren las acciones que ustedes impulsan.
En estos momentos que estamos viviendo, no deben de estar jugando a ser los chicos rebeldes de la película; deben entender la realidad que afecta a todos, no solo a ustedes; deben buscar luchas reivindicativas para evitar que el mismo gobierno nos conduzca por prácticas de eliminar subsidios sin haber medido consecuencias, permitir prácticas anticompetitivas como la deshumanizada comercialización de los medicamentos, no ajustar los precios de los combustibles con la famosa “fórmula” que nunca se logra descifrar, y una larga serie de abusos.
Su patrono es el Gobierno, que es con quien deben sentarse para buscar alternativas de supervivencia y convivencia para hacer frente a los ya anunciados tiempos difíciles que nos esperan.
Y su patrono debe entender que la única forma que tiene para aliviar la crisis económica de los bolsillos de la inmensa mayoría es no permitiendo abusos en contra de los ciudadanos.
Debe exigirse al Gobierno austeridad por parte de sus funcionarios, moderación en los gastos en la Asamblea Legislativa; en fin, encausar la lucha por un bien común.
Y este, como patrono, debe pedir a las gremiales que estén representadas por personas sensatas, con capacidad de análisis y negociación, que formen parte de un equipo de solución a los problemas que nos aquejan.
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