EDH- ¿Realmente se ha desplazado la delincuencia?

 Carlos Ponce.09 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

Diversas notas periodísticas revelan que la incidencia de homicidios se ha incrementado en lugares tradicionalmente asociados con bajos niveles de criminalidad. Los departamentos de Morazán y Chalatenango, por ejemplo, reflejan un aumento en la cantidad de hechos reportados. Las noticias de los rotativos además indican que municipios aledaños a jurisdicciones que históricamente han evidenciado una alta concentración de homicidios, también muestran una cantidad mayor de agresiones letales. La zona sur del departamento de San Salvador, por ejemplo. Las autoridades y residentes, según los reportajes correspondientes, atribuyen este aumento en la incidencia de asesinatos al actuar de las pandillas.

Las autoridades gubernamentales de seguridad señalan que el número de homicidios registrados en zonas con altos índices delictivos muestran una disminución en relación al 2009 y 2010 (los dos años más violentos de la década) y argumentan que esto es resultado de la efectividad de sus planes operativos desarrollados en las áreas más peligrosas. Adicionalmente, sostienen que esta presunta efectividad ha trasladado el crimen a otras localidades aledañas o con menor nivel delictivo. En esencia, bajo su perspectiva, el trabajo de la Policía y el Ejército, ejecutado en zonas que tradicionalmente han mostrado una alta incidencia delictiva, ha llevado a que las pandillas migren a otras jurisdicciones más rurales y tranquilas, conllevando así un incremento en las estadísticas criminales de esos lugares.

Algunos comparan este presunto efecto con apretar un globo inflado, en donde al hacer presión el aire pasa de un lugar a otro pero nunca escapa. Esta apreciación fue introducida como corriente criminológica en la década de los setenta y apropiadamente fue denominada "desplazamiento de la delincuencia". No obstante, investigaciones académicas más contemporáneas la han convertido en una teoría desfasada, ya que sus hallazgos demuestran que las acciones operativas policiales rara vez resultan en un desplazamiento total de la delincuencia a zonas circunvecinas y regularmente la criminalidad no se traslada. Esto llevó a la reformulación del tema y la creación de un nuevo término criminológico: difusión de los beneficios del control del crimen.

Esta última corriente académica refuta el desplazamiento de la delincuencia como consecuencia de las acciones policiales y sostiene que las áreas aledañas a los lugares en donde se desarrollan actividades de control de la delincuencia, por el contrario, registran un beneficio colateral que se evidencia en una disminución de sus estadísticas criminales. Los expertos que apoyan esta perspectiva explican que si la policía es efectiva en un lugar determinado, genera un efecto disuasivo en los delincuentes, ya que crea la percepción entre ellos de que si cometen ilícitos, aunque sea en otras localidades, la probabilidad de ser identificados y capturados siempre es alta. Explican, además, que las áreas que cuentan con alta incidencia delictiva poseen un atractivo que otras no, ya que los beneficios obtenidos a través de la comisión de ilícitos son mayores y los costos de operar son más reducidos para los criminales. En consecuencia, al no poder cometer delitos en las zonas con más rendimiento económico, como consecuencia de la efectividad de las tareas de control de la criminalidad, los delincuentes no se verán motivados a perpetrarlos en otros lugares.

Resulta lógico inferir, por lo tanto, que la reducción de los homicidios en áreas que tradicionalmente han mostrado alta incidencia, y su incremento en localidades de baja criminalidad, no es el resultado del desplazamiento de la delincuencia como resultado de la efectividad policial. Considerando lo antes expuesto y la particular forma de operar de las pandillas, es más probable que la cantidad de asesinatos en las zonas de alta concentración de ilícitos se haya estabilizado,debido a que dichas estructuras han consolidado su control en esos territorios, y el incremento en otras jurisdicciones sea un indicador que estas agrupaciones están expandiendo sus operaciones e incursionando en otros ilícitos.

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