Carlos Ponce.23 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
El incremento de homicidios perpetrados por pandilleros en contra de personal policial, penitenciario y castrense, ha sido un tema que he abordado en varios de los artículos publicados en este mismo espacio. En diferentes ocasiones he advertido esta situación, enfatizando la peligrosa interpretación detrás de esta creciente tendencia criminal.
La osadía de atentar contra las autoridades, como he mencionado en otras ocasiones, es una señal inequívoca de la fortaleza e impunidad bajo la que operan las pandillas en El Salvador, y no una evidencia de su debilidad (como tratan de insinuar muchos al discutir el tópico). Esta nueva línea de acción adoptada por las estructuras pandilleras es congruente con la forma de operar de las más peligrosas organizaciones criminales del hemisferio, que incluyen en su dinámica delincuencial la eliminación de los responsables de velar por la seguridad pública.
En México, por ejemplo, los poderosos grupos delictivos dedicados al narcotráfico, asesinan con mucha frecuencia a efectivos policiales, sin distinguir entre rango o puesto. A través de este tipo de ataques, las estructuras criminales mexicanas han logrado mantener corporaciones policiales locales acéfalas por largos períodos de tiempo, creando la percepción entre la población que cualquiera que asuma el cargo se hará acreedor de una muerte dolorosa y grotesca.
Para los policías ya en servicio, por otro lado, esto ha elevado progresivamente los costos de ser honesto e incorruptible y, al mismo tiempo, incrementando los beneficios de colaborar directa o indirectamente con los delincuentes. Ante este problema, México ha recurrido a su Fuerza Armada para retomar la lucha antidelincuencial, en un esfuerzo por reducir las probabilidades de corrupción.
Las autoridades mexicanas señalan que la operatividad de las agrupaciones dedicadas al narcotráfico está focalizada, ya que el 80% de los homicidios se registran en 162 de sus 2,456 municipios; es decir, en el 7% de las municipalidades. Adicionalmente, explican que la motivación detrás de la mayoría de asesinatos está relacionada con la disputa de territorios para el control del tráfico de drogas ilícitas.
Este es un detalle importante que permite reducir significativamente las oportunidades de corrupción o ataque de los efectivos en el terreno. Al contar con el 93% de un territorio de 1,943,945 kilómetros cuadrados para seleccionar efectivos que no tengan relación directa o arraigo con las localidades de alta actividad criminal, México disminuye la capacidad de los delincuentes para identificar posibles blancos de ataques o infiltración entre militares (por lo menos en el nivel operativo).
En El Salvador la situación es diferente, ya que la nación azteca es más de noventa veces más grande que la nuestra y la operatividad pandillera salvadoreña se desarrolla en función de control de territorios urbanos/residenciales no de rutas para traficar drogas (hasta el momento). En nuestro país, los policías, soldados y custodios que se enfrentan uniformados a los pandilleros en el día, tienen que convivir con ellos en las noches cuando van a sus casas, porque muchos residen en zonas peligrosas. Al ser identificados tienen la opción de cooperar con los delincuentes o atenerse a que ellos o sus familias sean agredidos.
Los objetivos más vulnerables son los militares, ya que los soldados devengan salarios más bajos, cuentan con menos experiencia en el manejo de estas situaciones, la mayoría han sido reclutados recientemente en sus comunidades, no conocen a profundidad la dinámica delictiva, son en promedio más jóvenes, entre otras cosas.
Probablemente los pandilleros han identificado estas debilidades y, consecuentemente, han recrudecido los ataques contra personal castrense. A pesar de que el Ministerio de la Defensa hábilmente ha evitado el tema, ni siquiera publicando esquelas para rendir honores a los asesinados, esta situación merece que el Ejecutivo le brinde atención extrema, ya que existen potenciales efectos colaterales en relación a la seguridad pública y nacional.
elsalvador.com, ¿Por qué los pandilleros están matando militares?
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