Pedro Roque.06 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.
Caminando por la Autopista Sur, vimos que pasaba un bus a unos 70 Kms. por hora y de pronto frenó súbitamente para subir a un pasajero. Cuarenta metros más adelante, después de haber acelerado, cambiado velocidad dos veces y expulsado dos chorros de humo negro, frenó nuevamente para subir a una señora. Y después del redondel Orden de Malta, 60 metros más adelante, paró otra vez para subir a un tercer pasajero. En menos de 200 metros paró y arrancó para subir tres pasajeros.
Viendo esto se me ocurrió espontáneamente lo de "taxi-bus" o "taxi-microbús", pues la práctica es la misma. No se puede negar: ¡En El Salvador tenemos el mejor servicio de buses del mundo, que recoge y deja a los pasajeros en el momento y en el lugar que lo desean!
El problema es que esto resulta muy caro: en maltrato y mantenimiento del bus, que no beneficia en nada al transportista; en polución que se incrementa mucho con los chorros adicionales de humo negro; en cansancio del motorista que tiene que cambiar velocidad, embragar y desembragar más veces de lo que debiera, y lo que para evitar malas interpretaciones dejé por último, en el tremendo incremento del consumo de combustible al frenar y poner en movimiento las toneladas de acero y pasajeros que lleva el bus o microbús.
¿En cuánto se podría reducir el combustible y la polución, si los empresarios cambiaran la forma de gestionar sus empresas de transporte, y de cansancio, riesgos y estrés los motoristas, si cambian su forma de manejar los buses y microbuses? Seguramente los empresarios incrementarían sus ganancias, y el gobierno reduciría las subvenciones de combustible que pagamos entre todos, o invertiría mejor los impuestos que ahora piden se les reduzcan.
El VMT debiera hacer mediciones técnicas objetivas, de cuánto diesel consume un bus en condiciones adecuadas, con el motor calibrado, manejado respetando todas las señales de tráfico y parando sólo en los lugares autorizados. También podrían hacer estudios de tiempos y movimientos del motorista, para evaluar la carga de trabajo físico y estrés manejando correctamente y comparándolo tal como lo hacen ahora. Me imagino que conociendo esos resultados se entendería mejor la problemática.
Si las autoridades aceptan las imposiciones del sector y nos obligan a pagar más subvenciones: ¡Ni modo, las pagaremos! Pero… la gente razonable que pagamos impuestos y votamos nos preguntamos, si es justo seguir subvencionando un sistema de transporte que no se quiere ordenar y lo evidencian cotidianamente, con exceso de velocidad, adelantamientos peligrosos, unidades en malas condiciones, descontento de los pasajeros, irrespeto a las señales, accidentes, etc.
Por más que trato de entender a los señores transportistas como empresarios, sometidos a una serie de presiones que les obligan a reducir sus ganancias y de tratar de entender a los señores motoristas, que desempeñan un trabajo en condiciones que en otros países calificarían de "penoso", porque es "complicado, arriesgado y estresante", créanme que no comprendo por qué no se ordenan, cuando ordenándose funcionarían mejor, prestarían un mejor servicio, reducirían el estrés propio y del país y ahorrarían combustible. ¿Usted, amigo lector, entiende por qué no se ordenan?
Hasta entonces, mi enhorabuena a los salvadoreños por disponer del servicio de "taxi-buses", que aunque nos resulta caro en combustible, polución y estrés, es cómodo para los pasajeros y sobre todo "orgullosamente salvadoreño".
*Ingeniero y columnista de El Diario de Hoy. pedroroque@pedroroque.net www.pedroroque.net
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