EDH-Editorial-Primero camiones chatarra, ahora medidores dudosos

Se dice que hecha la ley, hecha la trampa; la única forma de evitar que las leyes se vuelvan irrelevantes es la transparencia, hacer de cada ciudadano un vigilante del patrimonio común

03 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Se afirma desde hace milenios que "La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo". Y de las licitaciones públicas puede aseverarse lo mismo: aunque sean legales, deben también ser y parecer honestas. Las entidades estatales no generan sus propios recursos, sino que reciben y gastan dineros del público, por lo que esos manejos tienen que ser transparentes, lógicos, por encima de cualquier reparo o sospecha.

Mientras no se demuestre lo contrario vamos a creer que los responsables de ministerios y dependencias de gobierno actúan de buena fe, con toda honestidad, cuando compran y adjudican bienes y servicios. Esto vale para la compra de camiones que recogen basura, del petróleo con que se genera energía, para los seguros que se contratan, para las carreteras y grandes obras civiles que se construyen, para las medicinas que se suministran a hospitales.

Pero asimismo se dan señales que alertan de si hay mano peluda en una contratación, como cuando "por emergencia" se pasa por encima de trámites, se eliminan ofertantes, se fijan plazos de entrega imposibles de cumplir para los que no están "en el ajo", cuando las especificaciones de los equipos que se desea comprar son casi iguales a las características de unos en el mercado.

En lo que toca a emergencias, que durante años o meses falten aparatos o servicios pero que de pronto sea urgentísimo comprarlos, no cuadra con la lógica.

O como se dice, lo único que les falta a los funcionarios incorrectos es exigir que a un costado del vehículo esté escrita en relieve la palabra "Lamborguini".

Cuando hay malas experiencias con un equipo o servicio que se compró, lo procedente es descalificar al proveedor para que no participe en futuras licitaciones. En el caso de los camiones recolectores de basura comprados a China por la previa administración municipal, a través de una empresa intermediaria, "el país entero" se dio cuenta de la bajísima calidad de los mismos que, un tiempo después, estaban embancados o tuvieron que ser vendidos como chatarra. Pese a ello ANDA descalifica a otros licitantes y vuelve a comprar aparatitos chinos por medio de la misma empresa de los camiones.

Hecha la ley, se dice, hecha la trampa

O están tropezando con la misma piedra o la memoria institucional es sumamente corta o no tienen las entendederas para escarmentar en pellejo ajeno, en este caso, el pellejo de la anterior Alcaldía de San Salvador, que perdió gran parte del gasto que hizo.

ANDA ya pasó por malos momentos, al extremo de que todavía gestiona la devolución de sumas millonarias que se pagaron a exfuncionarios en concepto de comisiones.

Si bien es de esperarse que un gobierno defienda a sus funcionarios, también lo es que inicie una investigación a fondo sobre negociaciones que no están muy claras, o peor todavía, que huelen mal. En esto los gobiernos deben recordar la frase que se repite desde hace poco menos de dos mil quinientos años, atribuida a Aristóteles: "Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad"; un gobierno debe tener una gran estima por sus funcionarios, pero más amor todavía por la transparencia y el buen uso de los dineros de la gente.

Se dice que hecha la ley, hecha la trampa; la única forma de evitar que las leyes se vuelvan irrelevantes es la transparencia, hacer de cada ciudadano un vigilante del patrimonio común.

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