Julia Regina de Cardenal.03 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
SSeñor presidente de la Asamblea Legislativa:
En entrevistas televisivas últimamente le hemos escuchado repetir que usted viene "comprometido con una agenda positiva en la presidencia de la Asamblea Legislativa, que la vuelva más efectiva y con confianza".
Hace poco tuve la oportunidad de estar con usted en el Palacio Legislativo, cuando su partido hizo un juego sucio para quitar la presión de la mayoría de la población que les demandaba que ratificaran la reforma constitucional, que define el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Sus compañeros diputados del FMLN fueron los únicos que se opusieron a ratificar esa enmienda, argumentando que no les gustaba la redacción.
Su partido presentó un texto nuevo creado por ustedes, lo cual representaba tirar a la basura lo que ya había sido aprobado --y que sólo faltaba su ratificación--, aprobar esta propuesta nueva y esperar hasta la siguiente Asamblea Legislativa para ser ratificado. Esto significaba un gran retroceso, causando incomodidad y dudas. Pero ustedes, con una malentendida astucia política se comprometieron falsamente a que si se aceptaba esta nueva versión, la ratificarían en el primer mes al entrar la siguiente Asamblea Legislativa.
En ese momento, todos confiamos en su palabra y accedimos. Lo triste fue que todo era un engaño. No cumplieron su compromiso cuando aseguraron que lo harían, han pasado casi 2 años desde esta promesa y siguen dando todo tipo de excusas para no honrar su palabra.
Usted, además ha dicho que "no viene a la Asamblea como capataz sino como hombre de diálogo". Recuerdo también que mientras estuvimos tratando de dialogar con usted para que cumplieran su promesa, un grupo de amigos le pidió una reunión a la cual me invitaron a último momento. Me acuerdo claramente que yo intenté exponerle varias veces algunos puntos, intentando aclarar las justificaciones que usted daba, pero usted de mala manera hablaba más fuerte haciendo de caso que yo no estaba allí.
Una de las personas que le habían solicitado la audiencia, un poco molesta le pidió que por favor me escuchara, por lo que al fin me cedió la palabra, pero ignoró mi comentario nuevamente y siguió dirigiéndose a los demás. Después me enteré que usted había aceptado cederles un espacio a estas personas con la condición que no llegara yo, mostrando su falta de apertura.
Me ha alegrado muchísimo escuchar esta nuevas disposiciones que usted dice estar tomando al comenzar un paso tan importante en su vida y en su carrera política. Creo que una excelente manera de crear esa confianza de la cual usted habla, sería que tanto usted como su partido honraran su palabra ratificando de una vez por todas la reforma constitucional, que ustedes se comprometieron hacer.
Ya no es tiempo de seguir con pretextos como que esta reforma es "discriminatoria", pues ya se aclaró que no se ataca a ningún grupo, ni se mete en la vida privada de nadie. Tuvieron 5 años para analizar y discutir, al final ustedes ofrecieron una propuesta aceptable, que deberían haber sellado hace 2 años. Es tiempo que cumplan.
Los salvadoreños queremos confiar en ustedes, pero realmente con las experiencias y sus actitudes hasta el momento es difícil. Espero que sus palabras de que ahora va a ser un hombre de diálogo sean sinceras y que realmente usted dé un ejemplo de que las personas puedan cambiar y enmendar sus errores.
Estamos cansados de la corrupción, la mentira y la hipocresía. Queremos legisladores honrados, educados, con principios éticos, que lleguen dispuestos a servir y no a servirse. Que se preocupen por los graves problemas del país y trabajen para solucionarlos. Que no sólo prometan hacer "investigaciones" sobre las nuevas plazas, sino que las realicen verdaderamente con transparencia y se castigue a los que han abusado de su poder, traicionando a la población que los eligió. Queremos confiar en sus palabras esta vez.
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