Mario González.13 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.
Hablábamos hace unos días de lo importante que debe ser para los periodistas no sólo consolidar sus informaciones con datos veraces y exactos, sino también esforzarse por que fueran comprensibles y digeribles para todos.
En atención a mensajes que me llegaron, desde señoras de mercados, mecánicos hasta intelectuales muy conocidos, vale la pena insistir en el tema de decirle al pan, pan, y al vino, vino. En su momento, Antonio Machado desdeñaba "las romanzas de los tenores huecos" y Cortez le apostaba a aprender a "decirle a la gente con unas pocas palabras lo que pasa por mi mente".
Por ejemplo, se está abusando mucho del verbo "aperturar" por sencillamente "abrir", "ubicado" por situado o localizado.
Se dice con frecuencia "los privados" cuando nos referimos al sector empresarial, pero privados pueden ser muchas cosas, hasta los sanitarios. No digamos cuando hablamos de los "privados de libertad", en el mejor lenguaje burocrático, cuando podemos llamarles simplemente reos o encarcelados, o si se llevaron a alguien por la fuerza, pues dígamoslo así.
Nos acosa la tentación de caer en los términos técnicos jurídicos, como cuando decimos que "los fiscales llegaron a ofertar los elementos probatorios" o que "se verificó el desfile de la prueba" por expresar que presentaron las pruebas, evidencias, testimonios, documentación o indicios de un delito. Así de fácil.
Imagínense cuando hablamos de "medidas cautelares o medidas sustitutivas" por decir que al acusado le ordenaron arresto domiciliar o cualquier otra clase de restricciones, o que alguien está imputado de homicidio "culposo" por no llamarle accidental (hay culpa, pero no hay dolo o intención).
Otra joya es que "el cuerpo fue reconocido y entregado a sus familiares". Ni modo que los forenses y los fiscales se lo iban a llevar a su casa. O que los ladrones huyeron con "rumbo desconocido", a menos que hubieran dejado una nota para avisar adónde está su madriguera. Se ha llegado incluso a escribir que "la policía sabía que existía un cadáver en el sitio" (¡qué espanto! "la noche de los muertos vivientes").
¿Y qué decir de los famosos "criterios de oportunidad" y de los "criteriados"? La gente simplemente se queda en la luna. Digamos que los "criteriados" son imputados que reciben beneficios penales por admitir su delito y colaborar con la justicia. No hay más.
No pretendo convertirme en juez de mis colegas, sino en dar la voz de alerta sin perder la humildad que tanta falta nos hace. Tampoco se trata de tergiversar términos, sino de llegar a la gente con la mayor sencillez posible. Son importantes los términos técnicos, pero que se queden donde deben usarse.
Si no me creen lo que les digo, pregúntenle a las señoras de los mercados o a los mecánicos o a los lustrabotas, taxistas, ingenieros, médicos o pensionados. A ninguno le va a gustar que dentro de un tiempo le digan, por hablar fino, que les alcancen el "cloruro de sodio" al referirse a la sal o que al exponer las cifras policiales sólo les mencionen confusos porcentajes y no totales.
Espero que este San Valentín la gente no piense en intercambiar "piezas de correspondencia" en lugar de cartas de afecto o que los padres no les den "recomendables" a sus hijos sino excelentes consejos y, sobre todo, el buen ejemplo.
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