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2011/02/09

LPG-Temporalidad y política educativa...

Escrito por Óscar Picardo Joao.09 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
opicardo@iseade.edu.sv

El Informe sobre Tendencias Sociales y Educativas en América Latina 2010 –publicación anual elaborada en el marco del proyecto SITEAL, iniciativa que comparten el IIPE-UNESCO Buenos Aires y la Organización de Estados Iberoamericanos– plantea en el capítulo III el reto de la “dimensión temporal de la agenda educativa”, es decir, debatir sobre el futuro de la educación en Iberoamérica.

Las metas nacionales e internacionales sobre la educación siempre representan un alto juicio de valor para jalonar procesos; en pocas ocasiones se cumplen las metas y la práctica común de los ministerios o secretarías de Educación es falsificar estadísticas o mover la proyección de los tiempos...

La distancia o brecha entre la realidad educativa actual y la realidad deseada delimita lo que hay que hacer, y ese hacer es el sentido que deben adquirir las políticas educativas de Estado. Algo que ya se ha destacado recurrentemente es que esta irrupción del futuro está pautada por las políticas de gobierno de corto plazo, lo que sin lugar a dudas ha ido fortaleciendo la construcción de sociedades profundamente desiguales, excluyentes e injustas; esto con la complicidad de los organismos de cooperación internacional y la banca multilateral.

Según el informe SITEAL, la temporalidad se expresa en la velocidad con la que pueden llevarse a cabo los cambios que son necesarios para avanzar hacia sociedades que garanticen la inclusión educativa. En este sentido, un hecho que se ha constatado durante la última década es que los avances son cada vez más lentos y aún se mantienen importantes disparidades a pesar de estos. La temporalidad también se expresa en la historia. El pasado de cada uno de los sistemas educativos de la región configuró un presente particular, desde el cual las condiciones en las que se afronta el futuro son muy diversas.

El informe se quedó corto en la definición, ya que en gran medida la temporalidad también tiene que ver con dos factores importantes: a) los ciclos políticos-electorales de cada país, que como apuntamos configuran las políticas de gobierno de corto plazo; y b) la poca eficiencia de los aparatos gubernamentales educativos, que siguen creciendo con proporcionalidad inversa y cada vez son menos eficientes.

Al hablar de temporalidad educativa debemos anotar también la perspectiva de los cambios generacionales y el impacto de las políticas, programas y proyectos en la escuela, y en ella, en los estudiantes y docentes; en efecto, en educación cada golpe de timón implica giros lentos. Por ejemplo, la reforma curricular de 1997 pudiera reflejarse en el los resultados de 2008; si comparamos el promedio de PAES de 1997 (6.1) versus el promedio de PAES de 2008 (6.2), concluimos que los esfuerzos técnicos y millones de dólares invertidos en una década no lograron resultados significativos, lo cual nos puede llevar a diversos puntos de análisis: a) falta de control sobre la calidad de los procesos de reforma; b) desarticulación entre la política educativa (su núcleo) y lo que sucede en el aula; c) énfasis débil en el campo de la calidad y fuerte en el campo de cobertura; etcétera.

El último discurso del presidente Obama sobre el Estado de la Unión (Enero 25, 2011) incluyó algunas ideas fundamentales que deberíamos tomar en cuenta en América Latina al respecto del tema que tratamos: “Depende de nosotros ganarnos el futuro o no”; “el futuro no es un regalo, es un logro” (citando a Robert Kennedy); “el primer paso para ganar el futuro es fomentar la innovación”; “la reforma no es una orden que viene de arriba, sino la labor de maestros y directores, juntas escolares y comunidades locales”.

Temporalidad y política educativa...

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