Comentarios mas recientes

2011/02/04

LPG-Oportunismo parlamentario

 En marzo de 2009, los salvadoreños cumplimos con el deber de ir a votar. Lo hicimos por aquel partido que nos pareció la mejor opción según nuestro propio parecer, o por aquellas personas que nos parecieron ser candidatos capaces y preparados para ocupar las diputaciones de la Asamblea Legislativa. Pero poco tiempo después, un buen número de diputados comenzó a cambiarse de partido político e incluso fundaron otros nuevos, atacando incluso a aquellos partidos políticos a los que pertenecieron y por los que tanto se rasgaron las vestiduras.

Escrito por Elena de Alfaro.04 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.

“Si los diputados necesitan de tan grande cantidad de asistentes y asesores, ¿dónde están los diputados capaces que fueron presentados durante campaña política? ¿No sería mejor que legislaran los asesores?”

La práctica del cambio de partido, muy de moda en nuestros tiempos, lejos de representar un trasbordo ideológico, es más bien el signo más visible de la falta de ideología definida, del egocentrismo, del oportunismo político y de la ambición personal que dominan a algunos de los tristemente célebres señores diputados.

En medio de este mercado partidario está el votante, que confió en un proyecto político determinado, pero que ve, impotente, cómo los diputados del partido en el que él confió simplemente le dan la espalda a su oferta política original y abrazan, gustosos, otra que a veces es diametralmente opuesta a la expectativa del votante. Debido a esta corrompida práctica política, los electores irán perdiendo, cada vez más, su confianza en la institucionalidad y en el sistema democrático, por lo que no debería extrañar que el abstencionismo sea el principal ganador en las próximas elecciones.

Además, los señores diputados, por componendas meramente partidarias, también abusan del expediente de dispensa de trámites y aprueban proyectos y reformas legales inconsultas, a espaldas de la población, como es el caso de la reforma a un artículo de la Constitución de la República que fue aprobada una madrugada, mientras la población dormía.

No bastándoles lo anterior, la semana pasada los salvadoreños fuimos sorprendidos por la noticia de la contratación de 458 nuevas plazas en la Asamblea Legislativa, un promedio de cinco personas más al servicio de cada uno de los “ilustres” diputados, en adición a los 12 que anteriormente tenían, entre asesores, expertos, secretarias, guardaespaldas, choferes, ordenanzas, abre puertas, etcétera. Hasta la fecha, los diputados no han sido capaces de dar una explicación lógica que justifique ese enorme gasto; simplemente se tiran la pelota como si estuvieran jugando “pan caliente”.

Si los diputados necesitan de tan grande cantidad de asistentes y asesores, ¿dónde están los diputados capaces que fueron presentados durante campaña política? ¿No sería mejor que legislaran los asesores?

Para quienes con tanto sacrificio ganan un sueldo y pagan sus impuestos, para quienes con el incremento de precios de la canasta básica se han visto en la necesidad de reducir sus gastos y privarse de algunos gustos, el incremento del gasto público generado por estas contrataciones, sumado a los viajes, vehículos y recepciones de lujo que se recetan los diputados, es algo inaceptable e indignante. Y toda esa extravagancia parlamentaria se sufraga con deuda.

El Salvador no puede seguir endeudándose de manera irresponsable, sino que debe observar una disciplina fiscal y optimizar el uso de sus escasos recursos públicos.

El nuevo presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, adquirió el compromiso ético ante la nación de velar por la transparencia mientras ocupe dicho cargo ofreciendo entre otros una gestión más cristalina de los recursos financieros y el acceso de la población a los detalles sobre los trabajos que allí se realicen. Una de sus primeras acciones debería ser la de publicar el listado de esas 458 nuevas plazas que se crearon en dicho Órgano del Estado, indicando a qué partido político han sido asignadas. Queda en sus manos ese gran reto; mientras tanto, los ciudadanos estaremos vigilantes, esperando que se terminen los madrugones y las excentricidades legislativas, de lo contrario, la población les pasará la cuenta en las próximas elecciones.

Oportunismo parlamentario

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.