Durante la paralización de labores del Órgano Judicial por el sindicato del referido órgano, como medida de presión para obtener un aumento salarial, uno de sus dirigentes declaró a la prensa el 26 de enero que los comandantes los instruyeron para este tipo de actividades.
Escrito por Luis Gómez Zárate.11 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
Lo que pasa es que hoy usan Armani. Las declaraciones de este dirigente sindical confirman que los comandantes son el origen de todos los males en El Salvador. A ningún salvadoreño sensato se le puede ocurrir destruir nuestra infraestructura a fogonazo limpio. Solo los guerrilleros del FMLN lo hicieron por orden de los comandantes, a fuego, metralla, dinamita. Por eso todavía se les siente olor a pólvora, pues comandantes planificaron diferentes acciones desestabilizadoras, adiestrando para ello a jóvenes y menores de edad, haciéndoles expertos en secuestros, extorsiones, ametrallamientos, quema de autobuses, bloqueo de calles y carreteras, puntos de asalto, como lo hacen las pandillas hoy día.
Con este panorama llegaron al Órgano Ejecutivo, apoderándose del aparato de Seguridad, territorialidad, inteligencia del Estado, Relaciones Exteriores, Obras Públicas, Educación.
Por su falta de capacidad, no han podido elaborar un simple plan de gobierno y mucho menos establecer las condiciones mínimas para resguardar la seguridad ciudadana. Además, carecen del fundamento moral para hacerlo, pues los comandantes con sus acciones violentaron todas las normas del Código Penal.
A los iluminados les dejaron la estabilidad económica y financiera, quienes por su ineficacia y voracidad han embarrancado la economía y el prestigio del país. Los comandantes colocaron como encargado del Órgano Ejecutivo a la persona que les sirvió para hacer las mil y una promesas al pueblo, con el único fin de sacarles el voto en las pasadas elecciones. Todos sabemos que dichas promesas fueron y son una farsa; resulta tedioso repetirlas, pero recordemos la promesa de castigar la corrupción de gobiernos anteriores, para lo cual manifestó el encargado del Ejecutivo que no le temblaría la mano. Quizás esa fue la razón de la tembladera en Los Naranjos.
Garantizó la probidad de la administración actual, que ha resultado un buen chiste, pues todos sabemos en El Salvador la corrupción sigue galopante: compra de mansiones en Santa Elena, ranchos millonarios en Zapotitán, cuadras de caballos españoles y peruanos, más todas las compras de bagatelas que he denunciado. Y ¿el pueblo? Como dice la canción de Paquita la del Barrio: “Que me lleve el diablo”.
Con este desgobierno, como consecuencia de la incapacidad y falta de liderazgo, como lo manifestaron funcionarios de alto nivel que renunciaron en su oportunidad, se da la visita del presidente de Estados Unidos, quien representa al pueblo de ese país, el que ha sido insultado pública y gravemente por los comandantes al quemarles su bandera. El FMLN fue una de las pocas organizaciones en el mundo que celebraron públicamente el ataque a las torres gemelas, encabezando dichas celebraciones los comandantes.
El pueblo norteamericano no olvida la masacre de la Zona Rosa, donde asesinaron a varios de sus soldados, así como tampoco los vejámenes que sufrieron sus conciudadanos en el ataque a la colonia Escalón por turbas guerrilleras, algunas dirigidas por el que afina agendas. Salvador Sánchez Cerén ha dicho que son cosas del pasado, pero se reviven con sus declaraciones recientes: “Le digo al pueblo de Estados Unidos que aprendan las enseñanzas, fueron derrotados en Vietnam y fueron derrotados en El Salvador, y van a ser derrotados en América Latina”. Pero por los préstamos tendrán que hacerle reverencia al pueblo y bandera norteamericana. ¡Qué pellejo el que tienen!
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