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2011/02/07

LPG-A las pruebas me remito

 Como era de esperarse, la elección del diputado Sigfrido Reyes como presidente de la Asamblea Legislativa ha despertado sentimientos encontrados. Al margen de ello, pocos se atreverían a cuestionar la importancia de tal elección, aunque hablando en buen castellano, tampoco puede considerarse como una cosa extraordinaria y sorprendente, como lo sugirió un reconocido conductor de un programa televisivo, al elevarla a la categoría de un “fenómeno político”, sin duda por la procedencia partidaria del nuevo presidente del congreso.

Escrito por Juan Héctor Vidal.07 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
 

 

Yo más bien diría lo contrario. En otras circunstancias, tal designación habría sido considerada como normal dentro de la transición que vivimos; pero como a fin de cuentas la misma se dio como producto de la escisión de ARENA y la emergencia de un partido contestatario y hasta cierto punto ilegítimo como GANA, el cambio, aunque saludable, estuvo precedido por actitudes malsanas, políticamente hablando. Y esto lo decimos con todo el respeto que nos merece don Sigfrido y, desde luego, sin poner en tela de duda su capacidad para dirigir el primer Órgano del Estado.

Dicho lo anterior, este enfrentará desde el principio enormes desafíos, comenzando por cambiar la pésima imagen que sobre el desempeño de la Asamblea Legislativa tiene el 75% de la población. Calificación sin duda bien merecida, por actuaciones a todas luces repudiables, que van desde la tolerancia ante delitos como el acoso sexual y la opacidad en el manejo de los recursos, pasando por los célebres madrugones y los acuerdos bajo la mesa para envilecer la toma de decisiones en temas trascendentales, hasta la violación sistemática de la Carta Magna. Todo esto, como parte de una cultura institucional, donde a la falta de ética política se agrega una estructura de intereses partidarios blindada contra la crítica social.

Dejando de lado la crítica de algunos opositores y analistas por la ostentosidad faraónica que acompañó el cambio de mando, yo diría que el primer discurso del señor Reyes –en el que también algunos ven destellos que se proyectan a lontananza– contiene mensajes esperanzadores, matizados con insinuaciones que pueden estar desbordando las fronteras de la institucionalidad que le ha sido encomendada.

Tampoco coincidimos con la parte del discurso en donde da por sentado, o al menos insinúa, que su partido es el artífice de la obra que permite controlar virtualmente los tres Órganos del Estado. Si en el caso del Ejecutivo, ha sido el mismo presidente quien se ha encargado de relativizar ese supuesto dominio, en lo que concierne al Órgano Judicial tal opinión constituye un despropósito, porque significaría que la Sala de lo Constitucional se desempeña bajo consignas partidarias o ideológicas, lo cual no cabe en la instancia del aparato del Estado llamada a velar por el cumplimiento universal de la ley. Además, recordemos la intervención del presidente Funes para llevar a personas honorables, para que también comenzaran a impulsar una nueva forma de impartir justicia en el país, en un compartimiento de la organización del Estado, igualmente cuestionado por propios y extraños.

Sin duda por los excesos que se han cometido en el congreso de la República con los escasos recursos que le podemos trasladar los contribuyentes a la administración pública, buena parte de la atención en los primeros días de gestión del señor Reyes ha girado alrededor de la transparencia y la excesiva, ineficiente y costosa carga burocrática heredada. Enfrentar con solvencia, decisión y firmeza este problema constituye en sí un enorme desafío, por el maridaje partidario que está detrás del mismo.

En cambio, se ha relativizado el liderazgo que puede ejercer don Sigfrido para potenciar la gobernabilidad democrática, lo que pasa por moderar los excesos de la línea dura de su partido, promover leyes que vayan en beneficio de la mayoría, sin descuidar, desde luego, el pragmatismo con que deben manejarse las relaciones internacionales. Ya veremos si el cambio fue para mejorar.

A las pruebas me remito

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