Escrito por Julio Rank Wright.15 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
jrank.rti@amnetsal.com
Recientemente se llevó a cabo el 11.º Foro de Biarritz, espacio donde autoridades políticas, académicas y económicas de Europa y Latinoamérica discuten los retos y las oportunidades para reconfigurar una nueva relación comercial, cultural y política entre ambas regiones. El foro pudiese haberse parecido a los diez anteriores; sin embargo, la visión del ex presidente de Colombia Ernesto Samper, de brindarle un espacio a un grupo de jóvenes latinoamericanos para plantear los retos del futuro, abrió paso al nacimiento del Grupo Generación Bicentenario.
Algunos extractos del documento que se produjo se comparten a continuación por el profundo clivaje generacional que representa y la tremenda fuerza de transformaciones políticas, económicas y sociales que proponen:
“Somos parte de la generación del bicentenario, aquella que no se siente presa de los dogmas ideológicos anacrónicos que no han permitido generar acuerdos para el progreso que anhelamos todos.
Somos la generación que, en respuesta al fracaso de la estéril polarización entre la izquierda y la derecha, proponemos una nueva geometría política basada en la responsabilidad e innovación.
Por todo esto e invadidos por convicciones, cuestionamos: ¿Por qué somos la región más desigual del planeta a pesar de crecer económicamente de forma sostenida? Por qué hemos sido incapaces de generar y aprovechar la innovación y creatividad en nuestra región? ¿Ser electo democráticamente, basta para gobernar democráticamente? ¿Por qué no hemos podido blindar a nuestras instituciones de vaivenes políticos?
En respuesta a estos cuestionamientos, planteamos un conjunto de criterios que trascienden las viejas etiquetas de izquierda y derecha agrupadas en un modelo de gobierno responsable, que representa la antítesis del autoritarismo y del populismo, independientemente de los estereotipos ideológicos que se le asignen a estos. Mientras los autoritarismos coartan libertades y derechos los populismos encarnan acciones encaminadas exclusivamente a generar popularidad a un régimen sin importar las consecuencias negativas para la sociedad.
La prioridad debe ser erradicar la miseria y combatir la pobreza, entendida no solo como una situación de insuficiencia de ingresos sino como una carencia de libertades, derechos y capacidades, superando el axioma de que solo el crecimiento económico o el asistencialismo estatal lo puede.
Se ha repetido hasta la saciedad la importancia de la educación en la superación de la pobreza pero la realidad es que millones de niños no comprenden lo que leen, ni sus familias cuentan con el acceso a infraestructura social básica. Somos la región más biodiversa y no hemos sido capaces de conservarla y prevenir las consecuencias de un cambio climático inminente.
Somos una Generación para la que lo importante no es que una política sea de izquierda o derecha, sino que sea responsable, innovadora y eficaz, que busque las mejores soluciones a los cambiantes desafíos que enfrentamos.
Hace 200 años, en nuestros pueblos el reto principal fue la independencia, hace 30 años la consolidación democrática, hace 20 la estabilidad macroeconómica. Hoy, cuando nuestro continente conmemora dos siglos de independencia, nos planteamos el reto y asumimos el compromiso de revalorizar la política como instrumento central para erradicar la miseria y combatir la pobreza. Ese es nuestro desafío”.
Lo expuesto anteriormente es una expresión vivida del sentimiento del relevo generacional latinoamericano; una exposición clara de cómo pretenden los jóvenes tomar decisiones de política pública. En las celebraciones del Bicentenario recordemos de dónde venimos pero construyamos hacia dónde vamos.
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