El propósito puntual consiste en “convertir la comunicación en un diálogo interactivo con nuestras audiencias y recibir valiosa retroalimentación de ellas”, según ha manifestado el Presidente del Grupo Dutriz en relación con la megarred.
Escrito por Editorial.21 de Febrero. Tomado de La Prensa Gráfica.
LA PRENSA GRÁFICA es un medio en constante evolución, y esto ya no es opcional para nadie, sino un imperativo propio de la dinámica de los tiempos actuales. El aprovechamiento de las redes sociales se viene desplegando intensivamente como expresión vital del desarrollo informativo de este medio a partir de 2009, y ahora, al lanzarse la megarred social, el fenómeno sube otro peldaño en su vigorosa proyección ascendente. El propósito puntual consiste en “convertir la comunicación en un diálogo interactivo con nuestras audiencias y recibir valiosa retroalimentación de ellas”, según ha manifestado el Presidente del Grupo Dutriz en relación con la megarred.
El periodismo está también, desde luego, en la ruta de las transformaciones funcionales. Los recursos tecnológicos se perfeccionan y diversifican constantemente, y eso hace que estar al día signifique, en forma literal, hallarse en vigilia ininterrumpida frente a las novedades que ponen al medio y a sus usuarios en una especie de interacción permanente. Se crea así una forma de familiaridad entre informadores y receptores, la cual genera claros beneficios mutuos. La interpretación de la realidad recibe, en consecuencia, tratamiento por múltiples vías, haciendo de la función periodística un ejercicio de conocimiento integrador. Como pasa con la docencia, los roles ya no son rígidos como lo fueron siempre, sino que hay una función compartida entre comunicadores y ciudadanía, más fluida y mutuamente enriquecedora que nunca.
Este esfuerzo comunicativo es también una forma de contribuir a la construcción de ciudadanía, que tan necesaria e insoslayable es en el país. Ojalá que en las instancias gubernamentales se dieran aperturas efectivas de este tipo, porque ya no es sostenible que las autoridades y los funcionarios, del nivel que fueren, sigan encastillados en eso que se podría caracterizar como representación inmóvil, bajo aquel falso concepto resumible en una frase: “Ya me eligieron y ahora puedo hacer lo que se me ocurra”.
La realidad, como lo podemos constatar con toda facilidad en el día a día, ya no puede ser manejada con criterios verticales, al estilo de los que imperaban en los tiempos anteriores a esta diversificación tecnológica intensiva y extensiva de las comunicaciones. El mundo, en todas sus formas, está cambiando a ritmo acelerado de resultas de este fenómeno cuyos avances son imprevisibles. Lo vemos, por ejemplo, en los sucesos actuales del mundo árabe, en los que la comunicación ciudadana al modo actual ha tomado un protagonismo indiscutible e imparable.
La lección de los tiempos presentes es que nada se mantiene estático, ni siquiera aquello que logró acumular un prestigio monumental, independientemente del origen de dicho prestigio. Todo está en revisión, y no con el viejo criterio revolucionario de demoler según impulsos del fanatismo ideológico, sino en razón de que lo bueno demuestre que lo es y que lo obsoleto pase a donde debe estar: en el lugar de los desechos.
Nuestra apuesta, como medio de comunicación comprometido de veras y sin reservas con las mejores líneas de acción del presente y con las energías constructoras del futuro, es a continuar cumpliendo la misión de servir a la ciudadanía sirviéndole a la verdad. La modernización ininterrumpida es nuestro compromiso de vida institucional.
Nuestro reto es estar al día en lo que a comunicación social se refiere
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