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2011/02/15

EDH-Saldos rojos de la reforma agraria

Ricardo Esmahan.15 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

En reciente noticia periodística de El Diario de Hoy, se publicó que el "MAG revisará efectividad de la reforma agraria". El Ministro de Agricultura sostiene que con la reforma agraria, los propietarios de las extensiones de tierras recibieron un problema y no una solución, debido a que se trasladaron tierras pero no hubo traslado de administración adecuada y conocimiento de mercado.

Es importante destacar que representantes y beneficiarios de la reforma agraria también aceptan que 31 años de reforma les ha dejado más experiencias malas que buenas. Se supone que desde la reforma agraria en adelante y entendiendo sus resultados, se tienen que tomar importantes decisiones políticas si verdaderamente se buscan resolver los problemas estructurales del agro.

Uno de los problemas estructurales de nuestra agricultura es el sistema de tenencia de la tierra y el límite a la extensión de propiedades. Nuestra realidad política actual nos dice que no es viable reformar la Constitución para eliminar el límite de propiedad de la tierra, aunque para muchos esta limitación ha perdido sentido. El problema se agrava por el límite de extensión de propiedad individual, el cual equivale a un máximo de 245 hectáreas. No nos queda más que buscar alternativas para estimular inversiones en la agricultura, principalmente en infraestructura, orientadas a elevar la productividad de la tierra.

Es de considerar que existen en el país unas cuatrocientas mil manzanas de tierra completamente ociosas, con diversos tipos de suelo de vocación agrícola. Se estima que un alto porcentaje pertenece a cooperativas de la reforma agraria, lo que es una lástima, ya que la superficie del territorio salvadoreño es de 2,074,200 hectáreas, de las cuales la porción dedicada a la producción es de 971, 437 hectáreas, equivalente al 67% del territorio nacional en cultivos transitorios y perennes.

De acuerdo con CAMAGRO y FUSADES, la tenencia de la tierra en El Salvador está muy atomizada, con complicaciones heredadas del pasado. Se estima que el 87% de los productores cultivan 2 manzanas de tierra o menos. Con este tamaño es difícil generar las economías de escala que requieren las actividades extensivas para ser competitivas. Esta extensión representa el 61% del área total del país de tierras cultivadas, lo que se vuelven importantes los apoyos a dichos productores para mantener y aumentar los rendimientos esperados.

El Salvador tiene la obligación de profundizar y perfeccionar las políticas agropecuarias vigentes y asumir el reto que para el futuro inmediato implica la seguridad alimentaria de su población. Sin embargo existen un buen número de apreciaciones, dificultades e intereses que se contraponen en el largo plazo, como cuando por enfoques ideológicos se entrampa la búsqueda de soluciones encaminadas a mejorar la productividad agropecuaria.

Teniendo a la base políticas de subsidios de países ricos, el mundo se acostumbró a comida barata y de repente ésta se pone cara. Al encarecimiento se suma el costo del transporte provocado por la especulación del petróleo, aumentando los fletes de arroz, frijol, maíz, trigo, de forma inconveniente. Ya no hay comida barata y es una realidad.

Para realizar nuestros objetivos, debemos ser capaces de actuar con visión de país y superar las trabas para el uso actual y potencial de la tierra. El fomento de la producción significa tomar conciencia de que el principal problema estructural de nuestra agricultura es el sistema de tenencia de la tierra, que impide optimizar el uso de este limitado, valioso y escaso recurso. Para ello, debemos apoyar soluciones alternativas, despojadas de enfoques ideológicos o manoseos políticos. El señor Ministro de Agricultura ha tocado un tema muy sensible y de fondo el cual requiere que se le brinde todo el apoyo si existe la voluntad de enmendarlo.

*Columnista de El Diario de Hoy. resmahan@hotmail.comEn reciente noticia periodística de El Diario de Hoy, se publicó que el "MAG revisará efectividad de la reforma agraria". El Ministro de Agricultura sostiene que con la reforma agraria, los propietarios de las extensiones de tierras recibieron un problema y no una solución, debido a que se trasladaron tierras pero no hubo traslado de administración adecuada y conocimiento de mercado.

Es importante destacar que representantes y beneficiarios de la reforma agraria también aceptan que 31 años de reforma les ha dejado más experiencias malas que buenas. Se supone que desde la reforma agraria en adelante y entendiendo sus resultados, se tienen que tomar importantes decisiones políticas si verdaderamente se buscan resolver los problemas estructurales del agro.

Uno de los problemas estructurales de nuestra agricultura es el sistema de tenencia de la tierra y el límite a la extensión de propiedades. Nuestra realidad política actual nos dice que no es viable reformar la Constitución para eliminar el límite de propiedad de la tierra, aunque para muchos esta limitación ha perdido sentido. El problema se agrava por el límite de extensión de propiedad individual, el cual equivale a un máximo de 245 hectáreas. No nos queda más que buscar alternativas para estimular inversiones en la agricultura, principalmente en infraestructura, orientadas a elevar la productividad de la tierra.

Es de considerar que existen en el país unas cuatrocientas mil manzanas de tierra completamente ociosas, con diversos tipos de suelo de vocación agrícola. Se estima que un alto porcentaje pertenece a cooperativas de la reforma agraria, lo que es una lástima, ya que la superficie del territorio salvadoreño es de 2,074,200 hectáreas, de las cuales la porción dedicada a la producción es de 971, 437 hectáreas, equivalente al 67% del territorio nacional en cultivos transitorios y perennes.

De acuerdo con CAMAGRO y FUSADES, la tenencia de la tierra en El Salvador está muy atomizada, con complicaciones heredadas del pasado. Se estima que el 87% de los productores cultivan 2 manzanas de tierra o menos. Con este tamaño es difícil generar las economías de escala que requieren las actividades extensivas para ser competitivas. Esta extensión representa el 61% del área total del país de tierras cultivadas, lo que se vuelven importantes los apoyos a dichos productores para mantener y aumentar los rendimientos esperados.

El Salvador tiene la obligación de profundizar y perfeccionar las políticas agropecuarias vigentes y asumir el reto que para el futuro inmediato implica la seguridad alimentaria de su población. Sin embargo existen un buen número de apreciaciones, dificultades e intereses que se contraponen en el largo plazo, como cuando por enfoques ideológicos se entrampa la búsqueda de soluciones encaminadas a mejorar la productividad agropecuaria.

Teniendo a la base políticas de subsidios de países ricos, el mundo se acostumbró a comida barata y de repente ésta se pone cara. Al encarecimiento se suma el costo del transporte provocado por la especulación del petróleo, aumentando los fletes de arroz, frijol, maíz, trigo, de forma inconveniente. Ya no hay comida barata y es una realidad.

Para realizar nuestros objetivos, debemos ser capaces de actuar con visión de país y superar las trabas para el uso actual y potencial de la tierra. El fomento de la producción significa tomar conciencia de que el principal problema estructural de nuestra agricultura es el sistema de tenencia de la tierra, que impide optimizar el uso de este limitado, valioso y escaso recurso. Para ello, debemos apoyar soluciones alternativas, despojadas de enfoques ideológicos o manoseos políticos. El señor Ministro de Agricultura ha tocado un tema muy sensible y de fondo el cual requiere que se le brinde todo el apoyo si existe la voluntad de enmendarlo.

*Columnista de El Diario de Hoy. resmahan@hotmail.com

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