Sergio Rodríguez Ávila.21 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
Se puede decir con un alto nivel de confianza que la mayoría de los salvadoreños amamos a nuestro país. Buscamos un mejor futuro para El Salvador, donde podamos encontrar más oportunidades para todos. Queremos que nuestros hijos y nietos, cuando lean la historia de nuestra época dentro de pocas décadas, aprecien de manera positiva nuestra aportación a El Salvador, como el momento donde se dio un giro concreto a favor del desarrollo después de siglos de pobreza y conflicto.
Con todas las nuevas herramientas tecnológicas que tiene a disposición mi generación, es más fácil conocer la opinión de los demás y tener acceso a información en tiempo real, que hace pocos años no hubiera sido posible.
Los salvadoreños confiamos bastante en nuestra entrega completa al trabajo, con vista a mejorar nuestras propias condiciones en las que vivimos, y está bien. Sin embargo, muchos pensamos que con sólo confiar en el hecho que los salvadoreños siempre salimos adelante sin importar las circunstancias de alguna manera nuestro país por inercia se va a disparar económicamente.
No, no es así la cosa. No, no son así las reglas del juego en un mundo tan competitivo. Toma mucho más que sólo confiar en nuestro trabajo y dedicación. Es en realidad un esfuerzo que todos debemos aportar diariamente. Antes de que salgamos adelante, tenemos que entender lo siguiente:
No, queridos compatriotas, no es lo mismo que amemos a El Salvador que demostrar que realmente lo amamos.
No, amigos idealistas, no es lo mismo decir que somos tolerantes y realmente escuchar a los demás.
No, estimados políticos, no es lo mismo querer servir como político que querer servirse a través de la política.
No, respetados políticos, no es lo mismo estar en el poder y asumir la responsabilidad de ser líderes ejemplares a su gente.
No, no es lo mismo decir que somos de derecha o de izquierda por odio al contrario, a ser de derecha o de izquierda por convicción.
No, futuros políticos, no es lo mismo querer ser político por ambición al poder a querer ser político por ambición de servir.
No, amigos emprendedores, no es lo mismo que busquemos el éxito sin importar los medios que utilicemos a emprender hacia el éxito buscando oportunidades, multiplicarlas y compartirlas con los demás.
No, amigos empresarios, no es lo mismo decir que apoyan el desarrollo del país a realmente buscar el mejoramiento de la calidad de vida de sus empleados.
No, no es lo mismo decir que apoyan a los jóvenes y la futura generación, mientras a la misma vez les cierran las puertas a tomarse el tiempo y recursos para apoyarlos.
No, señores y señoras, no es lo mismo haber vivido la guerra a no haberla vivido.
No, padres de familia, no es lo mismo tener hijos a ser padre de familia.
No, padres de familia, no es lo mismo decirles a sus hijos lo que es correcto y dar el ejemplo correcto.
No, colegas jóvenes, no es lo mismo que utilicemos las energías de la juventud en buscar sólo el entretenimiento y utilizar nuestras energías en participar en proyectos positivos que nos acompañarán toda la vida.
No es lo mismo haber nacido sin oportunidades económicas a haber nacido con oportunidades económicas.
No es lo mismo lamentarte por las oportunidades que no tienes y aprovechar las que sí tienes.
No es lo mismo haber nacido con oportunidades y buscar multiplicarlas.
No es lo mismo que tengamos sueños a que los cumplamos.
No es lo mismo prometer a cumplir.
No, no es lo mismo pretender ser alguien que no eres y ser congruente.
No es lo mismo criticar a proponer.
No es lo mismo destruir a construir.
No es lo mismo mentir a ser honestos.
No es lo mismo decir que amas a Dios y amar al prójimo como amas a Dios.
Lo que sí es lo mismo es la responsabilidad que compartimos por sacar adelante a nuestros hermanos necesitados; la responsabilidad de creación de oportunidades y la manera que nos describirán en la historia.
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