Gente "rara" llega a reclutar jóvenes en la primera localidad donde se intentó aplicar, sin éxito, la nueva ley antimaras. La misma PNC ha sido atacada en tres ocasiones allí.En Corinto, todos esperan identificar rostros conocidos en los afiches que la Policía puso en la zona céntrica. Esperan que los pandilleros que ahora están presos no regresen más.
Francisco Torres.07 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.
En Corinto le temen a los foráneos. Es porque hace un poco más dos años llegaron varios jóvenes de vestir extraño, de un hablar raro y con habilidades no comunes, como comunicarse por gesticulaciones y con ansias de atacar a quien se les pusiera enfrente.
Eran tres sujetos que comenzaron a mostrar conductas irreverentes en el hasta entonces tranquilo pueblo, situado al norte de Morazán. Con ello lograron atraer a jóvenes que, deslumbrados por las actuaciones de los foráneos, decidieron fundar una clica de la mara Salvatrucha.
La mayoría de los jóvenes no superaba los 16 años entonces.
Las autoridades advirtieron la presencia de pandillas y junto al Cuerpo de Agentes Municipales (CAM), empezaron a ponerles cercos y a seguirles los pasos.
Eso hizo que los pandilleros se enfurecieran con las autoridades y que buscaran venganza.
En el pueblo aún recuerdan que hace casi dos años, tres policías rurales vigilaban una fiesta en el caserío La Laguna.
No esperaban hechos violentos esa noche pero todo cambió cuando un joven ebrio empezó a insultar a otros muchachos y quiso golpearlos, por lo que los policías le arrestaron.
Con lo que no contaban los agentes era con que el detenido era de un grupo que se hacía llamar pandilla. Aun no habían sido iniciados en las maras.
Ellos trataron de liberar a su compañero y lo hicieron, pero además, vapulearon a los tres agentes. Ese fue el primer desafío a la Policía Nacional Civil (PNC).
Otros ataques
Habitantes que hablaron con El Diario de Hoy, sin revelar sus nombres por miedo, testificaron que la PNC empezó a seguirle los pasos a los pandilleros. Los revisaban para decomisarles armas o drogas.
De los pandilleros que llegaron al pueblo, sólo se sabe que uno es originario de Santa Ana, uno de La Libertad y otro de Chapeltique, San Miguel.
Ellos, según los vecinos, amenazaron con atacar a los policías y a los agentes del CAM, porque no los dejaban cometer fechorías.
Las amenazas se materializaron la primera semana de agosto del año pasado, cuando los pandilleros averiaron los frenos de las motocicletas de los policías rurales, con el propósito de que éstos se accidentaran.
Pocos días después, 17 de agosto de 2010, a las 10:30 de la noche, los pandilleros quemaron dos carros particulares en un cantón cercano al casco urbano.
Uno de los vehículos era del síndico municipal, Sergio Argueta, y otro de su yerno. Los destruyeron a unos tres kilómetros del casco urbano del pueblo.
Media hora después, cuando los policías acudieron a verificar lo que pasaban en la casa del síndico, los pandilleros rociaron combustible y quemaron un carro patrulla. Dos lugareños afirman que los sujetos se burlaban de los agentes.
Ese acto vandálico habría servido como rito de iniciación a los presuntos pandilleros que las autoridades arrestaron más tarde y ahora son procesados en un tribunal de San Francisco Gotera, luego de que la Fiscalía no pudiera aplicarles la ley de proscripción de pandillas.
Manuel R. un lugareño, explica que la racha de delitos ha menguado, desde que los miembros de esta clica fueron arrestados. Sin embargo, revela que "aún hay de esos muchachos sueltos, que no pudieron arrestar, lo que pasa es que están asustados porque ya vieron que con los policías de (San Francisco) Gotera no se juega, porque los de aquí les tienen miedo", dice.
El sentir de éste hombre es común en los lugareños. Muchos sospechan que los agentes del puesto policial de Corinto temen ser agredidos por los pandilleros.
El síndico municipal, Sergio Argueta, es uno de los que piensa así. Dice que él no denunció cuando le quemaron su vehículo y el de un pariente, porque desconfía de las autoridades de la localidad.
"Si uno denuncia lo que hace es ganarse enemigos y luego no hay quien lo defienda", razona el funcionario municipal.
Al tratar de entrevistar a una lugareña, ella agilizó el paso y se rió nerviosa. Dijo que tenía miedo y siguió caminando.
¿Miedo a qué?, se le consultó, vio a su alrededor y afirmó que "hay ojos que la observan" y que son de pandillas. Teme que si da declaraciones puedan hacerle algo a ella o a su familia.
elsalvador.com, La paz de Corinto está amenazada por los miembros de pandillas
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