Un país no puede combatir la criminalidad si la institucionalidad democrática se debilita y si por causa de fallidas políticas económicas, se va empobreciendo y además corrompiendo
07 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.
La desbordada criminalidad que azota a El Salvador -de doce a quince homicidios y asesinatos diarios- es además de gravísimo, el síntoma de una podredumbre moral e institucional de colosales proporciones.
Un taxista fue muerto por no pagar un dólar de parqueo; una pareja que fue lapidada dejó a cuatro niños huérfanos; la familia Torres fue asesinada en la forma más atroz por su herencia; Estrellita y otra niña, descuartizadas, y sus verdugos, liberados; se multa a un periódico por publicar la foto en que un individuo "menor de edad" asesina a puñaladas a un estudiante…
Estas atrocidades son apenas un micro-recuento de lo que cada día, cada semana, cada mes y cada año sucede desde la década de la locura, que dejó sesenta mil muertos y el país destrozado; hubo un corto paréntesis para volver a la estridencia y los espantos.
En apariencia los salvadoreños debemos felicitarnos porque los muertos son "solamente doce o quince", no cuarenta diarios. Y para componer lo descompuesto, se pone gran énfasis en la rehabilitación, en darle a los sicópatas esperanza después de que salen de la cárcel. Para tal despropósito se tendría que gastar lo que no se gasta en escuelas ni en hospitales ni en socorrer a las víctimas.
La gente ve lo que sucede con creciente horror, pues además de que nadie sabe al salir por la mañana si va a volver vivo a su casa, se da cuenta de que no hay políticas ni estrategias ni gran convicción para acabar con la delincuencia.
Por esta descomposición social, legal e institucional es que viene a El Salvador el Presidente Obama, pues sabe muy bien que el sangrerío derramado en nuestro suelo es parte del sangrerío que riega tierras mexicanas, guatemaltecas, hondureñas y también estadounidenses. La desgracia es regional, una guerra del crimen organizado contra todos, por lo que se deben forjar alianzas efectivas para desarticular esas infernales estructuras.
Muy mal desempeñan sus funciones
Una importante señal es que, previo a la llegada del Presidente Obama, inicia la construcción y el equipamiento del Centro de Escuchas, esencial arma a la siempre se opuso la izquierda. Con ello se enfatiza en que la inteligencia, recopilar información y de esa forma hacer el mapa de las organizaciones delincuenciales, es fundamental.
Además la inteligencia local ni de lejos es suficiente; se tiene que articular con la inteligencia de todos los países involucrados para así seguir los movimientos de las bandas y, en alguna medida, anticipar sus planes y estrategias.
En estas luchas la denuncia pública juega un papel decisivo, una denuncia que en gran parte se hace a través de los medios noticiosos, sea por lo que declaran afectados o por las investigaciones que se realicen. Como contrapartida hay extraños esfuerzos por intimidar y amordazar a los informadores, al extremo de que malos jueces y malos policías acusan a los medios de ser "el" problema.
El creciente descontrol sobre el crimen que se manifiesta en incontables señales, es lo que motiva el viaje del Presidente Obama a El Salvador. Pero un país no puede combatir la criminalidad si la institucionalidad democrática se debilita y si por causa de fallidas políticas económicas, se va empobreciendo y además corrompiendo.
Es claro, además, que los responsables de proteger a la población están fallando en lo que hacen.
elsalvador.com, La violencia desbordada motiva el viaje de Obama
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