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2010/02/05

Simpatizantes del FMLN-El niño del mandado y el cipote malcriado

El presidente Funes se conduce como el niño del mandado respecto a las multinacionales y como un cipote malcriado con la Asamblea Nacional y su «propio» partido. La declaración de Funes es lo que es caprichosa, intempestiva y brutal. La Asamblea es un órgano del Estado autónomo, independiente y separado del Ejecutivo.

Escrito por Carlos Abrego. 05 de Febrero. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

En esta separación reposa el equilibrio de las instituciones de la República. La Asamblea resulta del sufragio universal y es el único órgano con potestad a legislar. Lo reconoció el mismo presidente cuando esto le convino, para rehuir sus propias responsabilidades de definirse sobre la Ley de Amnistía (doble moral).

El presidente parece que ha perdido la dimensión de su propia función, es presidente de una república, no el mandamás de una dictadura. Veamos, Funes afirma que no está «en contra de que las fracciones promuevan las iniciativas que estimen convenientes », pero este derecho lo tiene la Asamblea por la Constitución misma, aún incluso que él no estuviera de acuerdo. ¿Va a promover nuestro presidente una reforma constitucional contra ese artículo tetuntero? Como estamos entre salvadoreños, pétreo se puede traducir como tetuntero, de tetunte. Con tanto ridículo, uno se ve obligado a echar chistes. Pero el colmo de nuestro presidente es que le exige a la bancada del Fmln que antes de tomar una iniciativa, «lo menos que tenía que hacer era discutirla con el gobierno”. No se froten los ojos, es lo que ha declarado. Menos mal que no puede destituirlos.

Los diputados responden ante sus electores, tienen su propia agenda, sus propias obligaciones, son los representantes del pueblo. La medida no tuvo por qué ser una sorpresa para Funes, pues estaba considerada como una promesa legislativa del Fmln, incluida en su plataforma legislativa. Por una vez que cumplen una promesa, el regañón les muestra el cincho…

Pero ahora vengamos al fondo. La medida de cobrar el “cargo básico” fue introducido en 1997 por influencia de France-Telecom que lo practica en su país y por la que pierde clientes en favor de nuevas compañías que no aplican esta medida. El presidente se alarma porque le han llamado por teléfono representantes de las compañías de telecomunicaciones extranjeras y lo amenazaron con que se irían del país. Un tantito de dignidad lo hubiera llevado a omitir este detalle. Su reacción es pues resultado de esos llamados telefónicos. No creo que las compañías ejecuten esas amenazas. Pero lo que ha quedado meridianamente claro es que Funes está más atento a las compañías extranjeras que a los salvadoreños que aprueban la medida votada. Esta punción en el presupuesto de las familias salvadoreñas no tiene ninguna explicación estrictamente técnica, ni aún menos económica, lo que quiero decir que se trata de un cobro arbitrario, con aumentos que no tienen nada que ver con ninguna inversión nueva y que en realidad su anulación no va a venir a castigar las innovaciones técnicas como la ha declarado un representantes de las compañías de teléfonos, ni tampoco como agregó a la propiedad privada.

Lo que se votó no ha venido a romper ninguna regla de ningún juego, sino que ha restablecido lo que ocurría en el país antes de su introducción. Ni tampoco pone en peligro las hipotéticas, virtuales inversiones extranjeras futuras. Este discurso se repite y se usa para justificar toda legislación en contra de los intereses de los trabajadores, es lo que se dice cuando no se quiere legislar en favor de los intereses nacionales. Es un argumento vacío, pues hasta hoy las inversionistas extranjeros no hacen cola en las puertas de las embajadas, ni consulados, ni tampoco en los ministerios. El país desde el punto de vista de su legislación laboral es casi en entero una zona franca. Los salarios son de miseria, son absolutamente “competitivos” con cualquier país del subdesarrollo. Es justamente esto lo que tenemos que cambiar. Elevar el nivel de preparación de nuestros trabajadores, para ello es necesario también mejorar su nivel de vida. Estas cosas no van separadas.

Y agrego:

¡No al estado de sitio!

Carlos Abrego, intelectual salvadoreño residente en Francia, es colaborador de Raíces.

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