Ni la legislación ni la institucionalidad están respondiendo a lo que la realidad les demanda, y esto hay que asumirlo no como simple crítica, sino como derecho ciudadano a que las cosas se reencaucen.
Escrito por Editorial.03 de Febrero. Tomado de La Prensa Grafica.
El tema de la seguridad ciudadana está, desde hace ya bastante tiempo, en la primera línea de la preocupación ciudadana. Esa preocupación se ha ido volviendo angustia, y ésta deriva en impaciencia y en desesperación. La inseguridad nos afecta a todos, no sólo porque hay una gran cantidad de víctimas directas, sino porque el ambiente está crecientemente contaminado de amenazas y de temores. La delincuencia, lejos de amainar o de retraerse, más se expande y se desinhibe. La alarmante tasa de homicidios, por ejemplo, no sólo es una constatación estadística de la dimensión del problema, sino un índice puesto sobre el trabajo de las autoridades encargadas, y esto habría que verlo sin compulsión autodefensiva, sino más bien con responsabilidad correctiva.
En el X ENADE se trató el tema de la seguridad, y ahora la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador le presenta al país un planteamiento de 52 propuestas en las áreas de readecuación legal e institucional, control de la delincuencia y prevención de la misma. Es una iniciativa seria e integradora, que viene a sumarse, con amplio contenido propositivo, a las ideas que vienen manifestándose desde la sociedad civil organizada.
Estas son señales vivas de que la problemática ya no admite tratamientos parciales, y que no sólo es responsabilidad de las entidades gubernamentales. Ni la legislación ni la institucionalidad están respondiendo a lo que la realidad les demanda, y esto hay que asumirlo no como simple crítica, sino como derecho ciudadano a que las cosas se reencaucen. Las autoridades deben deponer toda arrogancia exclusivista para empezar a funcionar en verdadero equipo con la sociedad a la que están llamadas a servir.
Hacer ya lo que no se hizo antes
En el plano de las actitudes institucionales viene operando desde hace mucho lo que podríamos llamar “el síndrome de la gaveta”. Multitud de estudios y proyectos engavetados, y una obsesiva persistencia en seguir haciendo las cosas por inercia o por comodidad repetitiva. Esto es propio de un esquema autoritariamente inmovilista, y totalmente incongruente con un esquema de democratización dinámica.
En el tema de la seguridad, allá a fines de la década de los 90 del pasado siglo, el entonces Consejo de Seguridad Pública elaboró tres proyectos completos sobre tres cuestiones ultrasensibles del desempeño policial: investigación criminal, inteligencia policial y estadística criminal. Destino: la gaveta. Ya eran problemas estructurales serios en aquel momento, y hoy lo son mucho más. Ni la investigación ni la inteligencia funcionan como se debe y se necesita; y la estadística sigue siendo errática y acomodaticia.
Hoy toda esta problemática se ha ido de las manos de todos, y eso es lo primero que habría que reconocer, sin excusas ni pretextos. El mal desde luego viene de lejos, pero los actuales encargados tienen la responsabilidad ahora mismo, con la ventaja de que en este momento hay bastante más iniciativa ciudadana para colaborar en el trabajo, y prueba de ello es este sustantivo aporte de la Cámara de Comercio, que debe ser reconocido y analizado sin prejuicios de ninguna índole. En lo que toca a la inseguridad, estamos en emergencia no declarada; asumirlo de veras debe ser el comienzo de la efectividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.