Los intentos por censurar e imponer una "cultura" sobre los salvadoreños, tienen el mismo carácter de las persecuciones de los nazis y sus quemas de libros
Editorial. 18 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
En los primeros seis meses del nuevo gobierno, varios ministros y funcionarios se han pronunciado en contra de la libertad de expresión, al extremo que uno de ellos, el de Educación, pidió fuertes medidas contra aquellos que interfirieran en los esfuerzos para crear una nueva mentalidad socialista en los pobladores. Cada vez que esto ocurrió, el presidente Funes fue enfático en afirmar que durante su gobierno se va a respetar el derecho a decir, pensar, comunicar e informarse.
Pensar, decir, informarse y comunicar con libertad, sin cortapisas, sin ser coaccionado, sin sufrir represalias, es lo esencial de un orden democrático. No hay nación libre con censura, como no existen despotismos con medios libres e independientes del poder político.
Es en absoluto repugnante que alguien pretenda dictar a otros la manera en que deben pensar, sus esquemas culturales, su modo de actuar y de ser, lo que hará de su vida. En un mundo en permanente cambio y evolución, lo que vale hoy no necesariamente tendrá vigencia o importancia mañana; lo único permanente en el mundo civilizado es el Orden Moral y el Estado de Derecho --caras de la misma moneda--, pues es imposible inventar nuevas justicias o hacer de lo condenable y perverso de ayer lo virtuoso de hoy; la justicia se aplica en nuestra época como durante el reinado de Hammurabi, en Babilonia, hace más de cuatro mil años, o en la Roma de Cicerón.
Igual se puede decir de lo que es cultura, el cultivo del intelecto y el espíritu, cultivo como se cultivan plantas y siembras valiosas. Toda época presenta distintos horizontes, posibilidades diversas, conocimientos nuevos que se deben trabajar por cada grupo social, cada nación y cada persona para ir construyendo las nuevas culturas. La cultura rechaza el inmovilismo y los patrones forzados; tan asqueroso es pretender que la gente piense o crea de igual manera, como entrarle a latigazos al que se aparta de un dogma.
No es la libertad un don de los gobiernos
Rechazar limitaciones a la libertad de expresión, y por extensión al esquema de libertades, es lo propio de un gobierno democrático pero más importante todavía, lo fundamental de las sociedades libres. No es el Ejecutivo el que otorga libertades, sino que corresponde al Ejecutivo, a todo gobierno y a sus miembros, defender lo que es superior y anterior a sus funciones.
La libertad no es un bien o favor que en forma generosa se concede a los ciudadanos, sino que es lo que da sentido a la existencia de las sociedades.
Un funcionario que propugne por la censura, por la mordaza, por imponer a la gente sus puntos de vista, por querer regimentar cómo se piensa, se habla y se actúa, no está calificado ni moral ni intelectualmente para pertenecer a un gobierno.
Los intentos por censurar e imponer una "cultura" sobre los salvadoreños, tienen el mismo carácter de las persecuciones de los nazis y sus quemas de libros, o lo que es peor, la quema de herejes por la inquisición. Estaríamos aquí como en el Irán de los ayatolás, financieros de terroristas que a balazos, encarcelamientos, violaciones, horca y palos pretenden dictar los modos de pensar e imponer sus supersticiones a un noble pueblo cuyas raíces se remontan a siete milenios.
Lo aterrador es que el Medio Oriente ha ido cayendo en poder de enloquecidos que creen tener como misión suprema destruir la civilización occidental.
elsalvador.com :.: Son muchos los intentos de censurar al salvadoreño
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