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2010/02/10

EDH-La carreta delante de los bueyes

Escrito por Juan A. Valiente. 10 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

Hay muchos programas y acciones que este gobierno ha iniciado, que merecen nuestro reconocimiento y aplauso. Y a pesar de que no quisiera ser siempre el que ve el vaso medio vacío en lugar de medio lleno, he percibido, especialmente en los últimos dos meses, que el país necesita urgentemente orden y dirección.

Es meritorio el establecimiento de una pensión básica universal para nuestros ancianos, la ampliación de Red Solidaria a comunidades solidarias urbanas y rurales, la atención a los lisiados de la guerra, el reconocimiento de los errores del pasado y las promesas oficiales de reparación y justicia. Necesitaba el país un Presidente como Mauricio Funes para avanzar en este sentido.

Sin embargo, todavía no queda claro cómo estos programas serán financiados en su totalidad. Y eso que todavía hay varias iniciativas en el tintero como Ciudad Mujer y la fábrica de empleos. Un plan de gobierno requiere el establecimiento de objetivos estratégicos en un marco de coherencia donde estas iniciativas encuentren sentido y sean relevantes. Adicionalmente el plan debe tener asignaciones específicas de recursos y expectativas de finalización en el tiempo.

Este gobierno al parecer se ha visto atrapado en la encrucijada de las apariencias. Ha sido mejor comenzar a dar los primeros pasos de iniciativas aisladas, aunque sea varios meses tarde, que haberle apostado a construir un plan de gobierno coherente, negociado, con financiamiento y de unidad nacional. Los reclamos de doble moral que el Presidente Funes ha endilgado en esta ocasión a los empresarios por demandar mayor inversión en seguridad y no haber apoyado totalmente la reforma fiscal y haber cabildeado por su modificación, revelan precisamente esta situación.

Ya el Dr. Alex Segovia había dicho en octubre del año pasado que la reforma fiscal era necesaria para financiar "los programas sociales del próximo año, para pagar la deuda externa, para corregir el desastre que dejaron los gobiernos anteriores". En ningún momento se habló de las necesidades financieras para enfrentar la crisis delincuencial y de violencia que se ha venido desatando. Ahora pareciera que cada vez que se requiera financiamiento escucharemos la misma historia.

Es urgente y estratégico dar inicio al proceso de construcción del nuevo plan de nación y el pacto fiscal. Es necesario decidir qué país queremos construir, qué sueños vamos a realizar y cuáles necesidades vamos a atender para acordar entre todos cómo vamos a financiar los cambios necesarios. Es una discusión que debe tenerse antes de las asignaciones y no después.

Se debe en el proceso hacer uso de una nueva forma de hacer política y olvidarnos de prácticas del pasado. No se debe atacar a las personas, en lugar de los argumentos. Para desmerecer los argumentos se ha estado haciendo uso de una de las falacias más conocidas: la Falacia ad Hominem. En ella para descalificar a un adversario o a un oponente, en lugar de refutar sus afirmaciones, se ataca a la persona. Es que es rico. Es que protege intereses corporativos. Es que no paga impuestos. Es que es comunista.

Es posible que en algunos casos las argumentaciones sean tan débiles que sea fácil para uno "ganar" la discusión y dejar en evidencia la naturaleza de dichas argumentaciones o los verdaderos intereses ocultos en ellas. Sin embargo, nunca se gana atacando a la persona.

Cuando se intentó promover un debate de altura con el tema de los nuevos impuestos y las modificaciones al código tributario, se acusó a los detractores de ser incluso violadores de la ley, porque no pagaban impuestos. Se contextuó el debate en el ya trillado enfrentamiento de ricos y pobres, y se acusó de proteger intereses particulares. Nos olvidamos que no estar de acuerdo es normal en una democracia.

Tiene razón el Presidente Funes cuando advierte que algunas de las opiniones y campañas respondieron más a intereses particulares que a intereses nacionales. Sin embargo, ese no debe ser el problema. Todo mundo tiene derecho a defender sus propios intereses. El rol del nuevo liderazgo político es proteger los derechos de los marginados y de las minorías a la vez que convence a todos que es por el bien común. Intereses e ideologías siempre habrá, al igual que modelos técnicos para explicar diferencias de cualquier medida propuesta.

Avancemos construyendo en el camino una nueva forma de hacer política. Los empresarios debemos dar el ejemplo. No hagamos uso tampoco de lo que se conoce como recurso a la autoridad, cuando el argumento técnico es al final válido, porque lo digo yo que soy el experto. Busquemos la forma de generar consensos sobre el país que queremos para nuestros hijos y seguramente cuando lleguemos a tocar el tema del dinero habrá mayor apertura para considerar avances de verdad. No pongamos la carreta delante de los bueyes.

elsalvador.com :.: La carreta delante de los bueyes

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