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2010/02/10

EDH-La batalla presidencial contra la delincuencia

Escrito por Carlos Ponce.10 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

La criminalidad en El Salvador ha empeorado significativamente durante las últimas semanas, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. La cantidad de homicidios perpetrados –-indicador más fiel de la incidencia criminal violenta en jurisdicciones específicas, según la literatura criminológica contemporánea-– se incrementó drásticamente: de acuerdo a publicaciones periodísticas, el promedio de incidentes diarios aumentó de 13 a aproximadamente 20 en los primeros días de febrero.

Adicionalmente, los crímenes cometidos durante dicho período presentan características muy particulares, convirtiéndolos en aptos para ser incluidos en películas de horror como perturbadoras escenas sangrientas. La semana pasada, por ejemplo, se encontraron los cuerpos decapitados de dos colegialas adolescentes en Apopa y, además, se suscitó la masacre de siete presuntos pandilleros en Cuscatlán, hecho que muchos especulan fue cometido por un grupo de exterminio. Ambos ilícitos forman parte de la amplia variedad de asesinatos acaecidos en las últimas semanas.

La Cámara de Comercio e Industria de El Salvador reveló el lunes anterior un paquete de recomendaciones elaboradas por un equipo multidisciplinario de expertos en materia de seguridad pública, las cuales publicaron con la intensión de que fueran utilizadas como insumo para la formulación de planes estratégicos y operativos anti-delincuenciales. Este trabajo refleja el descontento generalizado que existe entre la población en relación al manejo del aparato de seguridad en El Salvador. Consecuentemente, su contenido es valioso y debe considerarse importante materia prima para cualquier iniciativa estatal orientada a combatir la criminalidad.

La semana anterior, no obstante, se desarrolló un acontecimiento aún más alentador en el marco del tema de seguridad, propiciado y protagonizado por el Presidente Mauricio Funes. La falta de liderazgo y carisma de los máximos funcionarios del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública y las instituciones adscritas a éste, lógicamente obligó a que el Presidente Funes se comprometiera ante la población a retomar la conducción de la lucha contra la delincuencia. Esta acción del Ejecutivo conlleva varias ventajas que deben ser analizadas.

Las actuales autoridades de seguridad, como se ha discutido y explorado en artículos anteriores, no poseen el carisma y liderazgo prototípicamente exhibido por personajes históricos, que han conducido las más insignes batallas en contra de la delincuencia en diferentes localidades, como Eliot Ness, Rudolph Giuliani, William Bratton, etc. Peor aún, sus acciones y comentarios han llevado a la población y sus subalternos a desconfiar de sus iniciativas y, por lo tanto, a no acompañarlas.

En gran medida, esto se debe a dos razones fundamentales: (1) el visible predominio de lo ideológico sobre lo técnico ha proyectado un cuerpo policial parcializado, que no responde a los intereses de la colectividad (lo cual ha sido percibido por la población) y ha llevado a la marginalización de oficiales de reconocida trayectoria en el combate de la delincuencia y, paralelamente, al nombramiento de policías sin las credenciales profesionales adecuadas en puestos demandantes; (2) el desmedido discurso enfocado en la prevención como principal estrategia de combate de la delincuencia, no responde a la actitud punitiva que experimenta la población como consecuencia de los altos niveles delictivos que sufre el país y otros factores íntimamente vinculados.

Los resultados de diferentes encuestas, publicados en los medios de comunicación, revelan que el Presidente Funes goza de un nivel privilegiado de liderazgo, aceptación y confianza entre la población salvadoreña.

Adicionalmente, dichos instrumentos indican que la ciudadanía percibe y apoya el distanciamiento del mandatario con el partido oficial. Aunado a esto el Presidente ha manifestado públicamente que es "militante del pueblo" y no de un instituto político. Definitivamente la acción del Ejecutivo proporciona un carismático líder en la lucha contra la criminalidad, sugiere que se priorizará lo técnico sobre lo ideológico y que se mermará la desconfianza de la población y los profesionales de seguridad pública en las autoridades superiores, propiciando su acompañamiento en la iniciativa presidencial lanzada el viernes pasado, que además se concentra en la represión del delito y no en prevención. Estos elementos y la apertura del Presidente, motivará a que muchos le acompañen e incrementará, por lo tanto, la probabilidad de éxito de su plan de trabajo.

elsalvador.com :.: La batalla presidencial contra la delincuencia

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