Escrito por Carlos Ponce. 3 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
La semana recién pasada, como ha sido el caso invariablemente desde que la incidencia delincuencial alcanzó niveles sin precedentes, las noticias difundidas en los medios escritos y televisivos dedicaron un espacio significativo a declaraciones, reflexiones e incidentes relacionados a la inseguridad que experimenta actualmente El Salvador. Sin embargo, el contenido y consecuente trascendencia de éstas, a diferencia de las publicadas anteriormente, reflejan un aparente intento por dar un giro al manejo de la crisis de criminalidad que sufre el pueblo salvadoreño.
El martes 26 de enero anterior se desarrolló el X Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE), en donde el máximo dirigente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Carlos Araujo, lanzó una fuerte crítica a la conducción del aparato de seguridad y advirtió que, de seguir las cosas igual, el Presidente de la República tendría que pedir perdón a todas las víctimas de la delincuencia al final de su mandato. Adicionalmente, en el marco de este evento. Ese mismo día, adelantándose a este duro reclamo de la sociedad, el Presidente Mauricio Funes reunió antes a su gabinete de seguridad para que le entregara un balance de la situación.
Aparentemente, el mandatario no quedó satisfecho con lo expuesto por sus funcionarios, ya que dicho encuentro no fue suficiente para establecer el rumbo que tendrá el combate de la criminalidad (el cual se definirá en una serie de reuniones posteriores) y, al parecer, tampoco quedó convencido de la capacidad de las autoridades para resolver el problema, debido a que contratará a expertos extranjeros para que diseñen la estrategia a seguir. Estas acciones puntuales del Ejecutivo, hechas públicas a través de declaraciones brindadas por los involucrados, denotan que el Presidente Funes tendrá un papel más protagónico en la conducción de la cartera seguridad, lo que a muchos les llena de esperanza y alegría. No obstante, esta poca información revelada a la población da espacio para hacer unas cuantas reflexiones.
Los titulares de seguridad, como se ha mencionado en artículos anteriores, han privilegiado sus principios ideológicos sobre los criterios técnicos en la conducción de las diferentes instituciones que componen el sistema de seguridad. Han llegado al punto de renombrar el puesto de mando Sarissa, creado para dirigir la exitosa Orden de Operaciones con el mismo nombre, a Centro de Comando Conjunto Policial (CCCP), mismo acrónimo que en ruso es utilizado para referirse a la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Este predominio de lo ideológico sobre lo técnico ya es del dominio público y fuente de desconfianza en las actuales autoridades. Recientemente me encontraba en un elevador cuando un grupo de personas que laboran en el área de servicio de mantenimiento del edificio ingresaron. Para mi sorpresa, empezaron a conversar sobre el tema de seguridad. Dicha plática se concentró en críticas a las actuales autoridades del ramo, quejas de los altos índices delictivos y concluyó en que los funcionarios responsables han sido designados en sus puestos por "cuello", sugiriendo que sus vínculos con el partido oficial les han asegurado sus trabajos. La literatura criminológica indica que si la población percibe que los cuerpos de seguridad son parcializados no confía en ellos y, consecuente, incrementa el sentimiento de inseguridad ciudadana. Consecuentemente, es necesario que una de las medidas inmediatas dictadas por el Ejecutivo sea ordenar cambios en la actitud de los funcionarios al frente de las instituciones de seguridad o su relevo, de lo contrario no se logrará el acompañamiento de la ciudadanía.
La preponderancia de la ideología en la conducción de las instituciones, como se ha mencionado en artículos anteriores, ha resultado en la marginalización de efectivos policiales de destacada trayectoria y amplia experiencia, y nombramientos de personal sin estas cualidades en unidades sensibles y complicadas. En otras palabras, se ha desaprovechado el conocimiento de personas valiosas en el diseño y ejecución de estrategias. Probablemente, esta es una de las razones por las cuales las diferentes iniciativas han sido insuficientes para frenar la ola delictiva que agobia al país.
La intención de contratar a expertos extranjeros es interesante, pero el Presidente Funes debería considerar también el tiempo que les tomaría para conocer la compleja situación del país, diseñar un plan y ejecutarlo, y no debe olvidar tampoco que existen personas en El Salvador que cuentan con el conocimiento y la experiencia necesaria para ayudarle a formular una estrategia. Esto mitigaría la percepción ciudadana que la conducción del aparato de seguridad está parcializada y contribuiría, por lo tanto, a asegurar el acompañamiento de la población.
elsalvador.com :.: Asegurando el éxito del giro en el combate de la criminalidad
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