Escrito por Lotario Bayardo Gómez.19 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.
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La ejecución de proyectos improvisados, sin los indispensables estudios previos, ocasiona con demasiada frecuencia el despilfarro de nuestros escasos recursos económicos; ya sea en proyectos de infraestructura, desarrollo social o económico; en cualquiera de los ministerios, secretarías o instituciones autónomas del gobierno central o en los gobiernos municipales. Este irracional derroche generalmente pasa desapercibido gracias a la incultura ciudadana, satisfecha con vagas e improvisadas justificaciones de los funcionarios responsables. También a la complacencia de los gremios profesionales que evitan pronunciarse.
La metodología de Formulación y Evaluación de Proyectos, que se aprende en diferentes profesiones del ámbito económico-administrativo, evalúa las diferentes fases que com prende un proyecto y que comprenden sumariamente: 1: nivel de idea; 2: estudios de factibilidad técnica y económica; 3: diseño preliminar; 4: diseños y presupuestos finales; 5: normas y procedimientos técnicos para la ejecución y correspondientes supervisiones. Cada fase debe ser evaluada y aprobada, previamente al desarrollo de la fase subsiguiente.
Este proceso requiere tiempo, capacidad y probidad de parte de la entidad encargada de realizarlo y de las firmas consultoras y para el cumplimiento de la engorrosa Ley de Adquisiciones y Contrataciones (LACAP). La referida improvisación se extralimita frecuentemente, por prisa y falta del conocimiento de muchos funcionarios, que abrevian el proceso, recurriendo a los denominados “proyectos llave en mano” justificados con argumentos como: “el señor ministro (o alcalde) dice que es de suma urgencia”, o... “lo quiere inaugurar dentro del plazo de su ejercicio”.
El proyecto “llave en mano” se caracteriza porque el contratista, supuestamente calificado, elabora los diseños de las obras necesarias, que aunque carezcan de la profundidad de análisis recomendable se presentan bien dibujados, con sus correspondientes maquetas y perspectivas desde diversos ángulos. Una vez aprobadas las obras, se procede a la construcción o ejecución física de las mismas. El nombre se deriva de que figuradamente, el contratante, al quedar terminada la obra, recibe “la llave” de la misma y procede a inaugurarla, evitándose un doble proceso de calificación, licitación y contratación para las fases de elaboración del proyecto y de la ejecución del mismo.
En este tipo de proyectos generalmente se obtienen buenos resultados en el sector privado, debido a que las comunicaciones, las decisiones y los pagos de obra realizada son más ágiles y principalmente, porque la selección de los consultores se hace con base en su capacidad comprobada. En el sector público, las obras se adjudican a la oferta de menor costo y durante la ejecución se descubre que adolecen de muchas deficiencias originadas por la prisa y la improvisación. Así se originan múltiples atrasos, demandas, litigios y arbitrajes.
La observación analítica de las decisiones que se están tomando obliga a recomendar que algún profesional capacitado de la Secretaría Técnica de la Presidencia, que sustituye al Ministerio de Planificación y Coordinación, suprimido en los años ochenta, le dé una charla ilustrativa de unas dos horas al presidente Funes, sobre la materia “Formulación y evaluación de proyectos”. Este conocimiento le facilitará evaluar y establecer prioridades entre los muchos proyectos que necesita El Salvador, y así poder organizar el programa de su ejecución, de conformidad al mayor beneficio/costo y Tasa Interna de Retorno, de cada uno de ellos para todos los salvadoreños.
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