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2011/02/07

LPG-El sujeto alternante: figura clave en la democracia

 La democracia, como toda forma de interacción permanente que se plasma en hechos de la vida, necesita sujetos. En nuestro país, por efecto de la persistencia histórica del inmovilismo político, hemos padecido una endémica distorsión de los sujetos actuantes, y no sólo en la política. Pero en ésta esa falla se ha mostrado en toda su elocuencia irracional. No es inoficioso recordar que, allá cuando imperaba el autoritarismo disfrazado a medias como esquema de funcionamiento institucional, la Fuerza Armada llegó a ser una especie de partido político de derecha y la Universidad Nacional representó, sobre todo en ciertos momentos críticos, el rol de partido político de izquierda. Son figuraciones aberrantes, que hoy parecen puras fantasías pero que fueron presencias reales.

Escrito por David Escobar Galindo.07 de Febrero.Tomado de La Prensa Gráfica.

 

... las fuerzas políticas no pueden quedarse en el hecho de reconocer, aceptar y manejar la alternancia cuando esta se produzca; tienen que prepararse constantemente para ser sujetos alternantes, cuando les llegue su turno.

Así como la guerra necesitó sujetos para ponerse en el terreno — la Fuerza Armada, que tenía detrás a los sectores tradicionales de nuestra sociedad, y el FMLN, que lideraba militarmente a los sectores de izquierda a los que no se les reconocía representación legal—, la democratización también necesitó y necesita sujetos que la encarnen en su función competitiva natural. El partido ARENA surgió, en 1981, como el sujeto partidario de derecha; y el sujeto partidario de izquierda tuvo dos momentos: antes de 1992 la posición fue desempeñada, interinamente, por la Democracia Cristiana; y de 1992 en adelante, por el FMLN, ya en carácter propio. Desde un principio, pues, la democratización política se configuró como una forma peculiar de bipartidismo, lo cual no excluye, desde luego, la función complementaria de otros partidos, en ambos espectros.

Al establecerse definitivamente el esquema democrático, a partir de 1992, los sujetos políticos partidarios empezaron a interactuar, pero aún dentro de criterios partidarios determinados básicamente por la simbología anterior al conflicto. Eso imposibilitó que dichos sujetos se vieran de inmediato a sí mismos como sujetos alternantes; es decir, aquéllos que se configuran para la naturalidad de estar en el gobierno o en la oposición sin que ello genere ningún trauma. ARENA, como era de esperar, ganó las elecciones de 1994, que fueron las primeras presidenciales en las que participó el FMLN; pero las condiciones históricas estaban listas para la alternancia en 1999. Lo que lo impidió fue que el FMLN, en aquel momento, no se había preparado, de cara al sentir ciudadano, para ser sujeto alternante.

La alternancia que se dio en 2009 en la posición más significativa del esquema político nacional, que es la de Presidente de la República, ha sido un avance simbólico de gran importancia para el desenvolvimiento de nuestra vivencia democrática. En primer lugar, hay que valorar, pues, esta alternancia como tal. Es la puesta en práctica de la lógica democrática en plan dinámico. Como venimos sosteniendo, en la democracia lo natural no es permanecer, sino alternar. Y como eso exige configuración de mayorías ciudadanas, la alternancia favorece el bipartidismo. Todo indica que, más allá de los juicios de valor sobre las virtudes y defectos de tal figura, todo indica hasta el momento que vamos hacia la consolidación del bipartidismo, aunque también hay que decir que la presencia activa de otras fuerzas en el juego puede ser un factor de buen balance.

Pero hay que insistir en algo: las fuerzas políticas no pueden quedarse en el hecho de reconocer, aceptar y manejar la alternancia cuando esta se produzca; tienen que prepararse constantemente para ser sujetos alternantes, cuando les llegue su turno. El ser sujeto alternante no es una condición que se consigue y ya: es preciso ir adecuando dicha condición a las circunstancias cambiantes de la realidad, que no descansan. Este, pues, es un trabajo continuo e inagotable. El éxito de la alternancia depende, en gran medida de la preparación del sujeto. Y es ilustrativo reconocer que, para la alternancia que se dio en 2009, la ciudadanía electora estaba preparada, pero no lo estaban en la misma magnitud ni el FMLN ni ARENA, por distintas razones. Analizar esas razones debería ser objeto de más análisis nacional.

Nos encaminamos hacia 2014, con una estación en 2012. Las presidenciales del año 14 pondrán a prueba no sólo los mecanismos de la alternancia sino sobre todo a los sujetos políticos en competencia. Los que están querrán permanecer, y con más incidencia que la que ahora tienen; y los que están hoy en la oposición querrán volver a tomar el puesto preeminente, que significa tanto en concreto, mucho más de lo que debería. Se medirán fuerzas, pero en función de estrategias. Eso es lo que los partidos deben entender, para no repetir moldes gastados, como los que imperaron en la campaña de 2009. La ciudadanía está a la expectativa, cada vez con más independencia de juicio. Los partidos no la tienen fácil, ninguno de ellos; pero para eso están en el juego, para comprometerse en el hacer, no para regodearse en el lograr.

El sujeto alternante: figura clave en la democracia

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