EDH-Con sabor a populismo

Escrito por Cristina López G.05 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

Los principales tanques de pensamiento del continente y la mayoría de analistas y pensadores políticos, han puesto sobre la mesa la discusión sobre la búsqueda de respuestas a la interrogante: "¿Cómo sacamos a Latino América del subdesarrollo?". Pregunta que todos los jefes de Estado, con excepción de Chile, parecen haber sacado de su lista de prioridades, cuando el desarrollo de nuestros países debería ser el faro que guía todas las políticas implementadas por nuestros gobiernos.
Sin embargo, la folclórica corriente del populismo ha permeado bien en nuestro continente, en una segunda venida, evocadora de la era peronista, y que parece no querer irse. En nuestro país se aplica el populismo con independencia de la ideología del partido en el poder, y como ciudadanos hemos sido lentos en señalar sus erradas políticas, que a veces parecen tener como fin último el aumento de las cifras de las encuestas de popularidad, en lugar de llevar a El Salvador a la categoría de país desarrollado.

Como ciudadanos no podemos seguir dejando que sea el gobierno quien decida y determine las prioridades de la agenda política. Es urgente comenzar a actuar como observadores atentos y críticos a los manejos del gobierno, que ponen en peligro nuestras posibilidades de crecimiento.

Tenemos necesidad de criterios críticos y preparados, dispuestos a decir que lo malo del populismo no son las intenciones de regalar educación, útiles, dinero y sonrisas para todos. Lo malo no es, en el fondo, las loables intenciones de los padres de la patria, de querer "aliviar el bolsillo" del salvadoreno desde la Asamblea Legislativa. Lo malo es que los países no se sacan adelante con buenas intenciones, y mucho menos con la aplicación de modelos que han fracasado consistentemente a través de la historia.

Tampoco se saca adelante una nación con la formulación de políticas corto-placistas o con la ejecución de medidas que por aliviar algunos bolsillos, ponen en riesgo la inversión privada, motor de la economía nacional, cuyo efecto termina siendo la afectación de quienes querían beneficiar en primer lugar.

Ojalá que el Presidente Funes no ceda ante las tentaciones del populismo, que infla popularidades, pero también economías. Esperemos que se mantenga firme ante las presiones del partido que lo llevó al poder, que pretende llevar el país hacia el precipicio socialista.

Las medidas aplicadas por nuestros países vecinos han demostrado ser ineficientes para sacar a sus poblaciones de la pobreza, trayendo consigo violaciones a la libertad de sus ciudadanos, y que por tanto, no las hacen dignas de ser imitadas.

En cambio el alentador ejemplo de Chile demuestra que caminar hacia el desarrollo sí es posible, cuando se tiene disciplina y consistencia en la aplicación de las políticas públicas, procurando no cambiar el rumbo del país aunque se cambie el partido que gobierna.

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