Escrito por Hugo López. 16 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.
Todos los jóvenes de mi edad han de recordar aquel “hermosísimo juego de mesón”, en el que la mayoría de los cipotes hacíamos un trencito, y generalmente, dos cipotones o cipotonas, los más altos, hacían una pasarela con sus brazos tomados por las manos en alto y mientras tanto la chiquitinada pasaba bajo los brazotes listos para atrapar cantando “a la víbora, a la víbora de la mar, por aquí quieren pasar, los de adelante corren más y los de atrás se quedarán, tras, y tras, y tras, y tras”.
¡Cabal! Los grandotes del puente atrapaban a alguien y le preguntaban ¿con quién te querés ir? con sandía o con melón, y el atrapado escogía mientras las dos “frutas” trataban de seducirte, pues el que acumulaba más niños ganaba. ¡Qué lindo!
Hoy, este juego se ha puesto de moda en las más altas esferas de nuestro país, ¡políticas por supuesto!
Podríamos imaginar que el melón puede ser la policía y la sandía la fiscalía y los que hacen el trencito, los diputados.
Ahora, el juego en esta época es bien jodido, pues por un lado el melón se ha podrido y la sandía, ¡se agrió!, digamos, quizá por eso los marachitos (por recordar a un amigo) no hallan con quien irse, pues unos involucrados en actos delictivos y los otros tapando crímenes atroces.
¡Claro! No son todos, dirán algunos, pero si no son todos hay muchos que se hacen del ojo pacho y al finalpueden considerarse parte de la problemática, por la desconfianza alcanzada, pero en fin, el juego siempre termina y alguien tiene que ganar.
Esso si, los que siempre salimos perdiendo somos nosotros, las víctimas, porque mientras no se depuren las instituciones, no se puede creer que la decisión que salga (ya sea sandía o melón), sirva para los fines que nos deberían favorecer.
Lo triste seria, para ejemplo, que la intervención telefónica terminara como una vil arma para destruir a políticos y personas decentes que por decir la verdad sea intervenida telefónicamente y sin el debido proceso.
En fin, yo no soy tan pesimista, y casi creo que habrá una buena alternativa, porque hoy por hoy, si hacemos una encuesta les puedo pronosticar que ganaría la desconfianza.
A veces siento que el pueblo ya no sabe en quien confiar y como los padres de la patria son puestos por el pueblo, también se han contagiado de la desconfianza, pero como son políticos tampoco se atreven a decir la verdad, simplemente se regresan al mesón de los recuerdos y siguen jugando: “a la víbora, a la víbora de la mar, por aquí quieren pasar, los de adelante corren mas y los de atrás se quedarán, tras, y tras y tras y tras y tras y guacatas (solo para recordar a mi amigo).
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