Escrito por Alirio Montoya. 11 de Febrero. Tomado de Diario Co Latino.
La discusión que ha reinado últimamente sobre el espectro político es lo referente al posible tropiezo de la Revolución Bolivariana o del “Chavismo” como algunos le suelen llamar.
Las elecciones legislativas de este año en Venezuela son cruciales, tanto para la continuidad del proyecto del Socialismo del Siglo XXI como para la oposición financiada por los gringos y respaldada también por el uribismo. Desde el triunfo de la ultraderecha en Panamá y recientemente en Chile, son hechos políticos que han venido a darle ánimos al rescoldo de la oligarquía venezolana.
A parte de eso, no debemos dejar pasar por alto la derrota del 2007 cuando ganó el “No”, a través de una poderosa y millonaria campaña de terror que, quiérase o no, incidió enormemente en la conciencia de miles de ingenuos venezolanos que creyeron en la posible omnipotencia del Estado si ganaba el “Sí”. La oposición venezolana no propuso nada, solamente atacó con el mismo proyecto de la Revolución, aunque tergiversando lo esencial, pero lo hizo bien en tanto que les funcionó. Esa es la parte vulnerable de la Revolución Bolivariana, donde la alienación de la que tanto habló Marx, está incrustada en el seno de una buena parte de la población de esa nación del Sur.
Pero, no solamente esos aspectos han incidido negativamente para que la derecha sueñe con regresar al poder en Venezuela. También hay causales internas que tienen mucho que ver con la excesiva burocratización de las instituciones y del mismo Partido.
Un reducido grupito del PSUV, que es parasitario de la entidad estatal, se puede ir reproduciendo aun más y le puede perjudicar a la Revolución Bolivariana, siendo los más afectados no ese grupo, sino las mayorías que están recibiendo el beneficio del proyecto de Socialismo del Siglo XXI, porque al final algunos de estos burócratas seguirían en las instituciones comandadas en el futuro por la derecha.
Un análisis político que leí al finalizar el año 2009 de la tolda roja, del Partido Comunista de Venezuela, es bien atinado e ilustrativo respecto del problema interno de parasitismo que le está causando daño a la Revolución; esa maleza hay que arrancarla de raíz. Pese a todo lo anterior, dudo mucho que el resultado electoral de este año, independientemente de lo que suceda, vaya a influir en la posible pérdida que tanto ansían los personeros de la derecha, y también no creo que la Revolución Bolivariana sea derrotada por decreto en el 2012.
Eso sería catastrófico para la gente desposeída en Venezuela y para los pueblos periféricos que vemos en ese país un ejemplo a seguir. Por supuesto que todos los grandes sistemas políticos han caído, así como han caído enormes imperios, pero lo del derrumbe de la Revolución es demasiado prematuro para aventurarnos a verter un juicio de esa naturaleza.
Es un pecado político que connotados intelectuales de izquierda estén vaticinando un posible derrumbe, y es a su vez un adulterio político que estos grandes intelectuales y lumbreras de la izquierda, en sus análisis descafeinados, con una singular armonía cósmica, le estén dando buenas noticias a la oposición en Venezuela y al imperio. Eso es poner en tela de juicio no solamente la capacidad del Comandante Hugo Chávez, de todo el colectivo más cercano a él y el respaldo popular que tiene.
Indudablemente ese colectivo está trabajando en rediseñar la estrategia de cara a las elecciones de este año y, por supuesto, las del 2012. Si la Revolución Bolivariana tiene sus aciertos y desaciertos, esa es una realidad, pero esos deslices no deben discutirse ante los medios de comunicación de la derecha porque eso es un aliciente que alimenta la esperanza del imperio de recobrar y apoderarse nuevamente de la franja del Orinoco; por el contrario, eso se discute en los círculos o colectivos de izquierda. Los voceros del Pentágono y los “think tank” del imperio no van a Telesur ni a Mesa Redonda a realizar sus valoraciones sobre el empantanamiento militar del imperio en suelo iraquí y afgano.
Eso que si se vendrá abajo o no la Revolución Bolivariana requiere de un amplio debate, claro que sí, pero las posiciones de estos intelectuales de izquierda que lindan con lo escolástico deberían de esperar y buscar los medios idóneos para lucirse con sus malabares conceptuales.
Ahora lo más importante es aportar insumos para que la Revolución se consolide aun más en los próximos eventos electorales.
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