Un momento para la alta creatividad

Escrito por Editorial de La Prensa Grafica.Lunes, 18 mayo 2009.

El país recaudará casi $400 millones menos que lo que se creía cuando se elaboró el Presupuesto General. Es sequía sobre sequía. El reto es no dejar que pasemos de la aridez al desierto.

El momento que se vive, en el mundo y en el país, ya no admite reproducir simplemente las fórmulas tradicionales; y esto por el hecho evidente de que esta crisis no solo es diferente en sus contenidos, sino también en sus dimensiones. Es una crisis vinculada directamente a la conducta moral que opera en el mercado; y de dimensiones globales, tanto interna como externamente. Al ser así, lo que se impone, por la propia naturaleza de la crisis y no por consejo intelectual de ningún “iluminado” o grupo de “iluminados”, es un replanteamiento de la forma en que hay que funcionar, desde el fondo hacia la superficie de los hechos tal como se presentan en la vida cotidiana.

Nuestro país está en situación complicadísima. Ahora, en esta precisa coyuntura del traspaso de mando político, se puede ver mejor la realidad, porque como ni el Gobierno que sale ni el Gobierno que viene tienen en estos días transitorios el poder de imponer una visión, las cosas reales pueden emerger con más libertad. El país recaudará casi $400 millones menos que lo que se creía cuando se elaboró el Presupuesto General. Es sequía sobre sequía. El reto es no dejar que pasemos de la aridez al desierto. Se habla de reorientar créditos y de gestionar nuevos, de racionalizar subsidios, de reorientar gastos, de implantar austeridad. Todo eso puede servir, si el conjunto se maneja con inteligencia.

Pero tenemos que tener algo muy claro: no por resolver supuestamente lo inmediato hay que hacer más problemático lo futuro. En otras palabras más concretas: no por tener un poco de holgura en 2009 y 2010 hay que olvidar los compromisos que se nos vienen para 2011. Y esto es solo un botón de muestra. Es hora de alta creatividad y de alta política.

Después de tanto tiempo de estar buscando soluciones parciales y circunstanciales, que nunca pasan de ser soluciones de parche, y todo por no decidirse a lograr un real entendimiento entre las fuerzas políticas principales, ya debería ser más que evidente para todos que lo único que puede crear bases de estabilidad permanente y de funcionalidad progresiva es una visión integral de país, plasmada en un proyecto nacional de desarrollo.

Para el Gobierno que entra el 1.º de junio las cosas serán, desde el primer momento, de extrema complejidad, porque además tendrá que balancear un tratamiento efectivo de la realidad crítica a la que se tendrá que enfrentar de inmediato con la acumulación histórica de demandas que asedian siempre a las formaciones de izquierda, sobre todo cuando vienen de donde viene el FMLN. Es decir, a la prueba de alta creatividad y de alta política habría que agregar la de alta consecuencia con la realidad imperante y por venir.

Uno de los temas que palpitan en el ambiente y que tendrán que clarificarse cuanto antes es el de la atmósfera real en la que se desenvolverán las relaciones entre las dos fuerzas políticas principales, el FMLN y ARENA. Evidentemente estarán confrontados, y eso es normal en la democracia; el punto es qué tipo de confrontación manejarán. Esperamos que sea realista, respetuosa y productiva. Esto sí sería un giro dramático hacia lo positivo, en el umbral de esta segunda fase tan decisiva de la democratización nacional. Si se enredan en lo mismo, la maraña nacional será intransitable. Confiamos en que no sea