Viernes, 22 mayo 2009.Escrito por Henry Campos.Publicado en LA PRENSA GRÁFICA .
El presidente Saca a su regreso de Europa y el Medio Oriente acudió a despedirse de su homólogo hondureño, Mel Zelaya. El viaje a Honduras probablemente no fue tan costoso para los contribuyentes como el anterior, sin embargo puede ser que la cuenta todavía no esté cerrada: el presidente hondureño pidió al jefe de Estado de El Salvador que le enviara los restos de quien en vida fuera presidente de Centroamérica y si se accede a excavar la tumba, preparar y mandar por expertos los restos de Francisco Morazán a Honduras habrá que agregar unos miles de dólares más.
Recibí un correo de un ciudadano preocupado que decía que ya había sido suficiente con los bolsones de tierra que le quedaron a Honduras por la sentencia de la Corte Internacional de La Haya, para que ahora entreguemos los restos del ex presidente centroamericano que pidió ser enterrado en la nación que siempre lo apoyó en sus luchas. Mañana otro presidente nos va a pedir el departamento de Morazán y encima hay que pagar otros viajecitos.
En realidad la idea parece simpática y haber sido hecha intencionalmente de manera exagerada para llamar la atención, pues pensar que de acceder a las pretensiones del jefe de Estado de Honduras, terminaremos entregando también parte del territorio no es probable; pues existe norma expresa en la Constitución que prohíbe tal decisión.
Sin embargo muy aparte de estas consideraciones, en realidad el tema puede acarrear debates históricos, jurídicos y políticos. Por ejemplo muchos desconfían que los restos de Francisco Morazán estén en su tumba. Según me contó un ilustre colega, José Dolores Gámez, en su obra: Gerardo Barrios ante la posteridad. Apuntes y documentos para su biografía en el XXXVI aniversario de su muerte, menciona que los soldados del presidente de Guatemala Rafael Carrera cuando sitiaron San Salvador desenterraron la tumba de Morazán y pusieron en su lugar los huesos de un caballo. Como muchas cosas que falta investigar en nuestro país, no se sabe a ciencia cierta si el contenido de la tumba del ex presidente Morazán es de huesos humanos y si todavía se conservan.
Es llamativo también que un presidente le pida a otro colega centroamericano favores que constitucional y legalmente no le corresponden solo a él, pero que de hecho puede controlar. Esto revela el conocimiento cierto de las realidades políticas centroamericanas a las que hemos estado acostumbrados: son regímenes presidencialistas que han controlado y sometido a los demás órganos del Estado.
El patrimonio histórico de una nación no puede ser prestado si una ley no lo permite. La Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural establece que la exportación de bienes culturales debe ser autorizada por la Asamblea Legislativa. Tampoco puede ser donado pues forma parte del tesoro cultural salvadoreño que de acuerdo con la Constitución debe ser salvaguardado por el Estado y sujeto a leyes especiales para su conservación.
No se sabe si los restos de Morazán están inscritos o no en el Registro de Bienes Culturales, pero no puede alegarse su falta de registro y de interés histórico como facultad para disponer de ellos.
En todo caso, en tiempos de crisis económica, la discusión siempre nos va a empujar a considerar el costo de una decisión de este tipo. Además con tantas sorpresas y excentricidades que ocurren en esta Centroamérica que probablemente nunca imaginó Morazán y sí García Márquez, sería mejor aprobar un decreto de la Asamblea Legislativa que prohíba los viajes ociosos de los presidentes y de los ex presidentes, aunque ya hayan desaparecido; al menos si quienes pagan los costos son los contribuyentes.
Las hosamentas de la vaca, caballo, de cerdo o de Morazan pues no deberian de trasladarse a Honduras, no por el simbolismo de Morazan con relacion a nuestra historia, sino por que esa tumba es salvadoreña y pues no se puede trasladar asi nomas. La simbologia y el significado patriotico de Morazan es sin duda demasiado borroso para despertar nacionalismos esteriles a estas alturas de nuestra tragica historia. Deberian de conmemorar a los caidos en la guerra civil. En ese contexto belico murieron una gran cantidad de salvadoreños dignos y sensibles que las generaciones actuales deben utilizar para educar a las generaciones venideras. Ese es un capital moral y etico enorme que el frente o mas bien la nacion en general no ha utilizado en su totalidad.
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