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2010/03/02

LPG-Discursos de concertación y esperanza

Escrito por Rafael Rodríguez Loucel. 02 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.

No hace mucho ANEP ofreció un aporte que se suma a importantes estrategias presentadas, titulado Empleo, Productividad, Desarrollo. En una audiencia que al inicio daba la impresión de encontrarse desconcertada y preocupada por la situación prevaleciente y la falta de rumbo del país, momentáneamente cambió el semblante de los asistentes, por la tónica del discurso y reflejaron contentura y esperanza.

Posiblemente ello fue por el tenor del discurso de los últimos dos disertantes: el presidente de El Salvador y el ex presidente del gobierno español Felipe González. El primero se comprometió a respaldar las iniciativas privadas que sean sinónimo de promoción de la actividad económica, generación de empleo, mejoramiento de la competitividad, innovación y desarrollo económico. Una parte de una expresión que sonó a compromiso: “Las conclusiones de este encuentro tendrán terreno fértil en el Ejecutivo que ha comenzado por cambiar la forma de gobernar y ha abierto las puertas para dialogar con todos los actores sociales, económicos y políticos acerca de los problemas del país y sus soluciones”.

Felipe González señaló aspectos de la vida nacional que analistas han venido enfatizando: la modernización del pensamiento de los ciudadanos que se dedican a la política, vista esta última “como un mal necesario”, el rol del empresario como generador de valor agregado y contribuyente, el capital humano como variable estratégica, un Estado sin un átomo de grasa sin llegar a ser esquelético, un Estado que provee seguridad física y jurídica, da la pauta en las reglas del juego; un Estado en resumen: previsible, eficaz, que facilita y no estorba las iniciativas para que el sector privado invierta en infraestructura, telecomunicaciones, energía, agua y servicios esenciales, y en adición apoye la investigación y la innovación.

Ese lenguaje hace que estos eventos sean tan entretenidos, como las películas de ciencia ficción.

La esperanza no se pierde en los buenos contribuyentes e inocentes ciudadanos, aun cuando en la vida real prive un ambiente de incertidumbre y donde nadie se atreve a vaticinar un entorno de reactivación a mediano plazo.

Los “casi mismos” asistentes de todos estos abundantes eventos se ilusionan con términos como: consenso, concertación, estrategia de mediano plazo, reglas del juego, respeto a la institucionalidad del país. Ese respeto como lo sintetizó el presidente Funes “sin alineamientos internacionales, ideológicos o de afinidades políticas circunstanciales”. También se escuchó del ciudadano presidente una exhortativa a una defensa más protagónica de todos de las libertades económicas y de respeto al estado de derecho.

Lo expuesto por el presidente Funes y posteriormente por Felipe González, este último valiéndose de experiencias, anécdotas y terminología simpáticas, regalaron un atardecer de momentánea esperanza, con enunciados que de realizarse podríamos volver acuñar las palabras: porvenir, futuro y esperanza.

Algo parecido está ocurriendo en otra serie de audiencias, en atardeceres en Casa Presidencial, que se vuelven anocheceres por lo largo de las presentaciones de “un gabinete de Seguridad” sobre un plan, cuyo enunciado pretende lograr un sueño: que El Salvador sea un espacio tranquilo, normal y con relativa calidad de vida.

Seguiremos en eventos, con más palabras que hechos y los pesimistas seculares calificarían los discursos y las charlas como expresiones de políticos y mercaderes “extranjeros” que vienen con patrones y paradigmas prefabricados para agradar. Prefiero creer, tratando de apartarme de un negativismo que me daña, que son expresiones sinceras de estadistas responsables y de profesionales éticos, prudentes de su imagen y palabra, y que en definitiva son amantes de la libertad y del estado de derecho.

Discursos de concertación y esperanza

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