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2010/03/16

EDH-Principio de cooperación vial

 Escrito por Javier Tobar Rodríguez.16 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.

En un mundo cada vez más pequeño, con espacios viales cada vez más saturados por el aumento del parque vehicular, se extiende un llamado tácito: todos los conductores debemos cooperar para que cada quien llegue rápido y sano a su destino final.

En adición al preámbulo anterior, en países como el nuestro, en que no se planeó el crecimiento de las urbes y cuyo sistema de transporte es ineficiente, el problema de la saturación de los espacios se vuelve exponencial.

Otro aspecto a considerar es que el Derecho tiene por función regular la convivencia de los hombres en sociedad. Es por eso que aquél debe adaptarse a las necesidades propias de la última. En la nuestra, a diferencia de muchas otras, en virtud del crecimiento citado, los espacios en las calles y carreteras son cada vez más reducidos, porque cada vez somos más en las mismas, conduciendo o simplemente viajando.

Los que tomamos el volante tenemos más responsabilidad para cooperar a fin de que todos circulemos en armonía, es decir, que recorramos las calles de nuestro país respetando el derecho de paso de los semejantes. Como decía la antigua máxima: "Mi derecho termina donde comienza el tuyo". Como podemos ver, todos tenemos derecho a circular en automóvil; pero como no estamos solos, debemos aprender a convivir con los otros de forma pacífica. Es decir, tenemos derecho a dirigirnos a nuestro destino, pero respetando el derecho de paso del otro.

Esto nos lleva a pensar que no podemos abusar de nuestro derecho de circular en las calles, como por ejemplo lo hacen algunos cafres de autobuses quienes con actitud amenazante presionan a conductores de vehículos pequeños o livianos a salirse. En la actualidad aquéllos hasta hacen uso de dispositivos "rebanallantas" (el neologismo es nuestro) en sus rines, de modo que si usted por mala suerte se aproxima un poco, su neumático será rebanado.

Le llamamos principio a la idea que explica el fenómeno social del tráfico vehicular del día a día en nuestro país y cooperación porque es la forma de proceder que se espera de los conductores.

Debemos de regirnos más a través de este principio, lo hacemos cuando concedemos el paso a otro conductor que desea incorporarse a nuestro carril. Si todos actuáramos según su designio, respetando las normas de seguridad vial, el tráfico nutrido se convertiría en ríos fluidos, cuya dinámica provocaría que conductores que llevan su derecho de vía se intercalen la incorporación de otros procedentes de calles aledañas. Esa concatenación ordenada generaría un clima de relativa armonía, que evitaría que los conductores se desesperen por no poder incorporarse. Esto evitaría perder el tiempo en el tráfico para invertirlo en actividades productivas y generaría paz social, que es un fin del Derecho.

No se actúa inspirado bajo ese principio cuando los conductores congestionan la vía a causa de querer acortar su camino al cruzar en doble línea amarilla, en zonas prohibidas, en fin, cuando actúan ilegalmente y pretenden pasar a toda costa no importando bloquear la calle a los demás. Cuando se piensa únicamente en sí mismo no eres capaz de cooperar.

Si en la actualidad, a la hora pico el tráfico es copioso, imaginémonos dentro de unos años más. Quizá no tengamos la suerte de construir a doble nivel arterias principales de la capital para aligerar el tráfico, por tal motivo, la llave de la sobrevivencia pacífica en las calles es la cooperación.

Quizá la cooperación evite que los ánimos se crispen en las calles entre automovilistas y evitar hechos fatales como el caso del pistolero de la Ola.

Hay estructuras que propician la puesta en práctica del principio, ej. los redondeles, los conductores que desean incorporarse al mismo deben aprender a esperar a que quienes efectúan el giro lo concluyan, todo a fin de no colisionar y a la vez el tráfico en su conjunto sea como el agua, que fluye sin detenerse.

El llamado está dado, debemos aprender a dirigirnos según el principio, porque somos energía que discurre por las arterias de nuestras ciudades, pasamos grandes cantidades de tiempo en ellas y por eso debemos aprender a ser felices recorriéndolas, en vez de perder la vida en un segundo.

elsalvador.com :.: Principio de cooperación vial

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