Para decirlo con suavidad, los planes de seguridad, si es que los hay, no funcionan, como tampoco funcionan los encargados de velar por las vidas y los patrimonios de los salvadoreños.
Editorial. 15 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.
Primero fue Estrellita, cuyo cadáver desmembrado se entregó a su madre; ahora es un joven estudiante del Inframen, muerto a puñaladas para quitarle, como el gran trofeo, su camisa del centro de estudios. En la extraordinaria secuencia publicada el viernes por La Prensa Gráfica se puede ver claramente el rostro del homicida, un "menor infractor" de diecisiete años, en el mortal ataque contra el indefenso joven.
"Menores infractores". La ley que los protege, adversada hace más de quince años por EL DIARIO DE HOY, prácticamente vuelve impunes a criminales que no hayan cumplido dieciocho años, todo lo cual se le expuso al promotor de esa aberrante legislación, el entonces magistrado Hernández Valiente. La espantosa cosecha de homicidios, asaltos, violaciones, robos, tráfico de droga, extorsiones y apuñalamientos perpetrados porque les dio la gana, viene enlutando a decenas de miles de familias salvadoreñas y tiene aterrorizadas a comunidades enteras.
En los nueve meses del nuevo gobierno, la violencia y lo espantable de los crímenes ha ido en incremento. Parte de la causa puede ser el desmantelamiento de unidades especializadas dentro de la Policía, lo que sucedió con la unidad antisecuestros, la renuncia forzada del Consejo de Seguridad para sustituir a los miembros con personal no idóneo, los vínculos de grupos del crimen organizado y las maras con mandos medios de la policía, las extrañas relaciones de las municipalidades de izquierda con mareros.
No ha sido bien visto por la gente la permisividad dentro de los penales como "Zacatraz" y el traslado de reos peligrosísimos a cárceles con un nivel menor de seguridad.
¿Tocamos fondo? Falta mucho para ello
Cuando se colonizó el Oeste de Estados Unidos, particularmente Tejas, hubo bandas de blancos que "limpiaban" territorios de indios para que los colonizadores pudieran asentarse. La prueba de que la matanza había sido efectiva era mostrar los cueros cabelludos de los indios muertos, faena en la que, se dice, sobresalía Davy Crockett, idealizado posteriormente por Walt Disney. Uno fue el Crockett de la realidad; otro, el amante de la naturaleza con su gorro de mapache.
Los cueros cabelludos de El Salvador de hoy son la camisa del colegio o del instituto, la foto de la niña muerta, el cadáver descuartizado que aparece tirado en una barranca, las manos cercenadas de un cuerpo, el celular robado o el botín de las extorsiones. Se mata por matar, para cumplir cuotas, como pase de entrada a una clica. A una señora que denunció el cobro de peajes en una colonia, cobro de la clica local, un "menor infractor" de trece años la mató mientras ella se duchaba.
Para decirlo con suavidad, los planes de seguridad, si es que los hay, no funcionan, como tampoco funcionan los encargados de velar por las vidas y los patrimonios de los salvadoreños. Cada año hay menos agricultores que cultivan fruta o crían ganado, por las depredaciones de ladrones y cuatreros. En las colonias, mientras tanto, los pequeños comercios han ido cerrando porque ya no aguantan el cobro de "la renta".
En tal contexto mucha gente sonríe cuando mira programas en los que economistas muy importantes hablan de la venidera recuperación económica o la creación de empleo. La teoría es de que "ya se tocó fondo", que de aquí en adelante todo irá hacia arriba. ¡Enhorabuena!
elsalvador.com :.: Hace poco fue Estrellita, el jueves fue Carlos
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