¡Basta ya de pasividad! Es indignante la violencia a la que hemos llegado por no unirnos como hermanos (as) de una sola familia: la patria. El silencio y la falta de participación ciudadana que tenemos es una de las principales causas de las muertes, inestabilidad económica y extorsiones que vivimos y que han llegado al límite intolerable, tal como el asesinato a sangre fría del estudiante a manos de otro joven con la frívola complicidad de una muchacha.
Escrito por Kalena de Velado. 14 de Marzo. Tomado de La Prensa Grafica.
Existe un gemido de paz en los ciudadanos, comenzando por el equilibrio en la familia para luego pasar a los barrios, colonias, a la empresa y a la política. ¡Ya basta de seguir enfrascados en luchas e intrigas superficiales y orientémonos a trabajar por buscar las causas de la violencia en sus raíces! Si el estado, los partidos políticos, los tanques de pensamiento y la ciudadanía no damos una ojeada al estado de la familia para que sea el centro, origen y destino del esfuerzo de políticas públicas para asegurar el desarrollo sostenible, nunca vendrá el ansiado cambio que facilite la paz.
Hago un llamado vehemente a las Mujeres valientes para realizar acciones concretas. Compartimos la indignación general orando por al alma del hijo asesinado de esta madre doliente pero al mismo tiempo convoquemos a una marcha multitudinaria sin banderas partidarias, al estilo de las que se hacen en España ante los crímenes de ETA o como los estudiantes de Venezuela clamando por cambios verdaderos en las condiciones de miseria.
Para el nuevo escenario nacional ninguna persona tiene la experiencia necesaria, así que deberemos reinventarnos e innovarnos: medios de comunicación, partidos políticos, gremiales, tanques de pensamiento, empresas, academia e iglesia, sin perder los principios éticos y morales que son la bitácora del desarrollo integral. Para resolver los problemas de seguridad se necesita de una virtud por excelencia del buen líder: La sabiduría, según Aristóteles, es la virtud específica del gobernante. Su núcleo “es la capacidad de deliberar bien para aplicar a cada situación concreta, con eficacia y ética, los criterios generales”.
Las crisis no son paréntesis en la vida, sino el estado natural en el que nos encontramos. No es responsable ni realista esperar mejores tiempos que posibiliten hacer mejor las cosas. No hay que olvidar que las causas y alcances de una crisis, ya sea económica o criminal, tienen profundas cepas en el vacío espiritual. Hay que retomar una propuesta educativa con enfoque centrado en lo humano. Cada uno servimos al bien común cuando nos ponemos a disposición de todos los padres, quienes educando en valores a sus hijos bien, elevando el nivel cultural y la nobleza de las relaciones humanas de un pueblo que quiere progresar.
Conseguir la paz social no es solo tarea del gobierno. Ninguna sociedad fragmentada es capaz de realizar mejoras si no se buscan los principios inamovibles que funcionan como “pegamento social” de la unidad nacional. Considero que las mujeres salvadoreñas tienen las competencias necesarias para tomar el liderazgo, ya que tienen la experiencia de “rebuscarse el sustento” diario de sus seres queridos con mucha iniciativa. Esta dinámica femenina necesita ahora estar a disposición de la sociedad para buscar nuevos caminos de prevención y ataque frontal de la violencia, con la idea de llevar prosperidad a El Salvador.
Pido encarecidamente a las instituciones unirse al programa ciudadano “Yo exijo vivir sin miedo”, como un proyecto incluyente que invita a la población ser un solo bloque para exigir a funcionarios públicos y a políticos a que hagan lo que deben hacer, con propuestas específicas para este fin.
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