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2009/09/09

Parece que ahora todos están a la expectativa

Han pasado los primeros 100 días del nuevo Gobierno; vienen los otros 100, y el resto. Pero el tema no es de plazos, sino de ajustes. La realidad parece estar utilizando la alternancia para poner en práctica su propia estrategia de ajustes.

Escrito por Editorial. Miércoles 09 Septiembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Desde hace ya bastante tiempo, pero sobre todo desde que tomó posesión la Administración surgida de los comicios del pasado 15 de marzo, la realidad se nos viene haciendo más patente a los salvadoreños, en todos los ámbitos y niveles del quehacer nacional, tanto público como privado. Esto que, en términos casi metafóricos podríamos llamar el reflorecimiento de la realidad como factor determinante en lo político, en lo económico, en lo social, en lo territorial, en lo ambiental, está íntimamente vinculado con el avance propio del proceso democrático.

Temas como la transparencia y el consenso se veían antes en el rango de las extravagancias optativas. Hoy se están viendo como necesidades imperiosas. Lo territorial, a su vez, que antes no tenía ninguna posición relevante en la agenda estratégica de políticos y autoridades, hoy se halla a la orden del día. Nada de esto es casual. Como tampoco lo es que los principales liderazgos nacionales se vean compelidos, por la misma realidad de los hechos, a reacomodarse de cara a una alternancia política que no ha sido hasta la fecha ninguna de las dos cosas que los agoreros anunciaban: ni la catástrofe estructural ni el festival revolucionario. Por eso, en los extremos de uno y otro lado del espectro ideológico hay tantos y distintos gestos de sorpresa.

Han pasado los primeros 100 días del nuevo Gobierno; vienen los otros 100, y el resto. Pero el tema no es de plazos, sino de ajustes. La realidad parece estar utilizando la alternancia para poner en práctica su propia estrategia de ajustes. Lo que resulta cada vez más claro es que los extremismos de todo color son los grandes perdedores.

Actores desconcertados

Cualquiera que vea desde afuera el movimiento político que se está dando en estos días podrá advertir sin dificultad que lo que impera es el desconcierto. Aunque hay que decir, de inmediato, que, según nuestra percepción se trata de un desconcierto de recorrido. Los diversos actores están buscando todavía su puesto en la distribución de sitios que tampoco está aún bien definida. Desde luego, hay decisiones del día a día que no pueden esperar a que el panorama se despeje del todo, tanto en los esquemas de trabajo como en las líneas de acción; y lo que se espera y demanda es que la forma de procesar dichas decisiones –en economía, en seguridad, en educación, entre otras– no vaya a contrariar lo que los grandes planteamientos estratégicos de país requerirán.

De un análisis lo más desapasionado posible de lo que hemos visto y seguimos viendo pasar en el ambiente, queda un resultado bastante claro: tanto en el tratamiento de los temas concretos y más apremiantes, entre los que sobresalen la inseguridad y los efectos de la crisis, como en las visiones de más largo alcance, ya no vale ni sirve improvisar para aparentar resultados. Hay que proponerse y concretar planes completos, que abarquen todos los componentes de la respectiva problemática.

Si este es un reclamo explícito de la realidad, bienvenido sea. Hemos gastado muchos recursos, retórica y tiempo en aparentar que se hace lo debido. Hoy hay que hacer lo debido, y ese es trabajo ineludible de todos los salvadoreños.

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