La obediencia política, el pago de favores, la formación de estructuras de desvergonzados es lo que casi sin remedio espera al sistema de enseñanza si no se da marcha atrás
Editorial. Jueves 3 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
En su discurso inaugural, el Presidente Funes prometió que los tráficos de influencia iban a desaparecer, lo que en verdad nunca se logra pero que se puede combatir y minimizar. En dos ocasiones, el Presidente obligó a revertir malas decisiones; "rectificar es de personas prudentes; negarse a hacerlo es de necios".
El tráfico de influencias es, por otra parte, una de las fallas medulares del centralismo, de los esquemas verticalistas, de las dictaduras. En eso fue cayendo la presidencia Saca e igual riesgo corre la actual. Vamos a señalar un caso concreto sobre lo que va a suceder, aunque hasta ahora no ocurra: la decisión de eliminar el programa EDUCO para pasar las competencias de las comunidades y de padres de familia, al MINED.
Con EDUCO, los padres de familia, los maestros y los educandos se convertían en los guardianes de la calidad de la enseñanza, del comportamiento de los docentes, del orden y disciplina que imperaba en los centros escolares. En las poblaciones menores, un gran número de vecinos se ocupaba de la buena marcha del esfuerzo educativo, precisamente porque hablar de lo que sucedía "y tomar cartas en el asunto" era una de sus responsabilidades.
EDUCO, copia de un esquema aplicado en ciertos países de Hispanoamérica y --mutatis mutandis-- calca de cómo se maneja la educación en Estados Unidos, es una válida expresión de la democracia directa donde tiene sentido que la haya; se discuten los asuntos pertinentes con tranquilidad ya que son reuniones de iguales; lo más importante es que se discute en el sitio donde nadie va a inventar nada que no conste al resto.
Serán muy humildes, pero es su casa
Antes de EDUCO los padres de familia afrontaban serios problemas para lograr remover a un maestro incapaz, a un abusador, a un individuo que se apartaba de sus obligaciones para indoctrinar, a "maistros" que faltaban con frecuencia, a los que se valían de sus cargos para seducir a las docentes. Para los padres de familia era difícil y riesgoso, si no imposible, denunciar atropellos o ignorancias; los maestros se valían de sus conexiones, las cadenas de intereses que el Presidente mencionó, para que el malestar de una comunidad les resbalara.
Volver a eso, al esquema de influencias, redes de presión, tráfico de intereses, "rascar la espalda a uno para que la rasquen al otro" es cosa de tiempo, poco tiempo, con lo que se busca implantar. La obediencia política, el pago de favores, la formación de estructuras de desvergonzados es lo que casi sin remedio espera al sistema de enseñanza si no se da marcha atrás.
Le tomamos la palabra al Presidente que iba a eliminar el sistema de compadrazgos para pedirle que revise con mucha atención una medida tomada a rajatabla, que no se discutió en ningún momento y que lesiona una válida expresión de la democracia directa, la democracia que funciona sobre lo que se habla y se piensa.
Alguien, de los que apoyaron la eliminatoria de EDUCO, dijo en forma burlona que no podía esperarse mucho de padres de familia humildes, que nada sabían. Se olvida que sabe más el loco de su casa que el cuerdo de la ajena, y la casa es la escuela donde van los hijos de los involucrados. Los verdaderos testigos de lo que pasa
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