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2009/09/01

La nota del día: No quedan ni bachilleres. ¿Quiénes llenarán las plazas?

Si los nuevos diplomáticos se representaran a ellos mismos y a su partido, no tendríamos por qué afligirnos. Pero van a representar al país entero, a todos los salvadoreños

Editorial. Martes 1 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.

La Cancillería anunció que se efectuarán cambios en el servicio exterior, una nueva racha de despidos masivos de personas que han hecho carrera en la diplomacia. El gran problema, empero, es que la cantera de donde salen los nuevos funcionarios está al borde del agotamiento en lo que respecta a capacidades, experiencia, estudios y aspecto. La primera pasada para los cargos ministeriales se llevó a los pocos profesionales del partido; escasean ahora tanto los bachilleres, como los egresados de plan básico y primaria.
Como dijo una vez Rafael Hasbún, articulista de EL DIARIO DE HOY, asesinado, el problema de un rector de la UES no era sólo su sólida ignorancia y palurda condición, sino también que ni siquiera tenía aspecto de rector o de académico. Pero en la diplomacia es grave no tener porte de embajador, encargado de negocios o primer secretario porque desentona en las reuniones; pocos quieren hablar con ellos y las habladas se centran en trivialidades.

Seguro piensan que es una cuestión de entrenamientos, de enseñarles, pasarlos por cursos. Hay que partir, empero, de que Salamanca no presta lo que Dios no da. Además es proverbial que en diplomacia la experiencia es decisiva para representar bien a un país; el diablo es buen diplomático no por diablo sino por viejo y andado; si no lo fuera, muy pocos caerían en sus infernales redes.

Como de partida barrieron con los mandos medios y superiores en Cancillería, no sólo sin efectuar evaluaciones y dar derecho de audiencia a los afectados, sino también sin siquiera darles las gracias. Ahora quedan sin nadie a quién preguntar, nadie que pueda enseñar a los flamantes diplomáticos las reglas básicas, nadie que les cuente lo que pasó en las relaciones con tal país o generó un problema con otro.

Alguien que arregle los papelones

Es obvio que si los nuevos diplomáticos se representaran a ellos mismos y a su partido, no tendríamos por qué afligirnos. Pero van a representar al país entero, a todos los salvadoreños además de tener la obligación formal de ser agentes comerciales, de vendernos como un lugar seguro y amable para invertir y vivir. ¿Cómo podrá hacer esa gestión alguien que nunca en su vida trabajó en empresas salvadoreñas similares a las que se quiere traer? ¿Cómo va a responder lo que le pregunten?

El buen diplomático se esfuerza por conocer la cultura del país donde van a destacarlo, saber de su política, aprender a comportarse y las reglas del lugar, hacer por lo menos un intento para medio hablar el idioma. Eso de por sí requiere haber llegado a un nivel de conocimientos y habilidades que casi por definición no lo alcanzan los candidatos.

Por más que se pretenda lo contrario, vivimos en un mundo globalizado, lo que nos obliga a articular nuestra economía dentro de ese contexto. De nuestras buenas relaciones y la buena comprensión que tengamos con nuestros socios comerciales, nuestros vecinos y con lo que en esta región mueve y empuja, va a depender nuestro nivel de vida y progreso.

La Cancillería haría bien en incorporar a las representaciones diplomáticas, a personas con especiales vínculos con ese país, que hablen el idioma y tengan lazos afectivos y familiares con los locales. No es para hacer sombra y robarse el "show", sino como arreglador de papelones, facilitador, que cae bien.

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