Una de las grandes curas que necesita El Salvador es extirpar el gen que genera la adoración a la bota militar, las armas y la mentalidad cuadrada, rígida y autoritaria.
Editorial. Miercoles 16 de Septiembre. Tomado de ContraPunto-El Salvador.
SAN SALVADOR – El cambio en materia de actos formales en El Salvador aún no ha llegado del todo. Sin embargo, a la hora de abrir la jornada del mes cívico antes del discurso presidencial se cantó el Himno Nacional, también en nahuat. Excelente idea. Es apenas una formalidad, pero es un signo de cambio porque la derecha local siempre ha odiado todo lo que significa la historia, las tradiciones y cultura local. No debemos olvidar que la dictadura derechista fue la que diezmó a la población indígena.
El canto en nahuat del himno nacional es la tónica a seguir. Otro cambio de fondo que debería darse en la celebración de estos actos formales, como los de la “fiesta patria”, es el de la institución que los organiza. Hasta el momento es el Ministerio de Gobernación el encargado de organizarlos, pero debido a ello es que estos actos han tenido una esencia política partidista.
Sería un gran cambio si los actos patrios los organizara la Secretaría de Cultura, con desfiles de niños; bailes folclóricos; recitales literarios; ferias de libros. El contenido de los actos comenzarían a ser culturizantes y educativos; dejarían de ser rituales para engrandecer el ego militarista y autoritario que todos llevamos dentro.
Sin que se ofendan los militares (de origen oficial o guerrillero), una de las grandes curas que necesita El Salvador es extirpar el gen que genera la adoración que tenemos por la bota militar, las armas y la mentalidad cuadrada, rígida y autoritaria que prevalece en nuestras vidas ya como tradición.
Si trabajamos en eso estaremos dando un gran paso hacia la comunión real de la Nación.
Hoy por hoy, vamos a celebrar el 15 de septiembre con exhibicionismos militaristas: desfiles de uno, dos, tres, cuatro... Gastos inmensos del presupuesto nacional sacando los tanques y haciendo volar aviones y helicópteros. Además del gasto, contaminando mucho más el ambiente ya dañado.
También con este desenfreno militarista se estarán reviviendo, en aquellos que conocimos y sufrimos la guerra, el triste recuerdo de que todos esos aparatos mataron, hirieron y volvieron locos a muchos de nuestros mismos compatriotas.
Ojalá se reflexione en este nuevo Día de la Gran Patria.
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