Editorial. Viernes 04 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
El periodista Christian Poveda, de nacionalidad española, argelina y francesa, fue asesinado la noche del miércoles por fuerzas oscuras, como suele suceder en la mayor parte de crímenes en el país, en parte, porque los que vieron dicen no haber visto o escuchado nada, y segundo, porque en efecto, algunos crímenes son realizados bajo la sombra de la secretividad.
Poveda vivía en El Salvador desde hace aproxidamente cinco años, hasta el día de su muerte. No obstante, llega a El Salvador a inicios de la guerra civil, en los años 80’s precisamente para cubrir la guerra, en su calidad de corresponsal de guerra para diversos medios internacionales. Poveda cubrió buena cantidad de conflictos bélicos en el siglo pasado.
Tuvimos un par de encuentros con Poveda, porque seleccionó a este diario, para que se publicara un reportaje suyo, escrito originalmente para “Le Monde Diplomatique”, sobre las pandillas en El Salvador, como preámbulo a la presentación de su documental “La Vida Loca”.
El documental por cierto, que fue proyectado en el Museo Nacional «David J. Guzmán», y en otros sitios, fue seleccionado y premiado en el festival de San Sebastián, España, lo que refleja la calidad del material audiovisual.
El olfato periodístico le llevó a Poveda a conectarse con los líderes de las pandillas en El Salvador, para realizar su proyecto fílmico y periodístico, pero fue más allá. Y es que al conocer algunas interioridades de los pandilleros, se dio cuenta que los gobiernos de ARENA habían enfocado mal los planes antipandillas.
Nos contó, con la condición de no publicar nada, en aquel momento, que los pandilleros lo había buscado para intermediar entre las dos pandillas (MS y 18), para lograr un acuerdo de “cese de fuego”, y que se había logrado. Por ello, cuando la policía o las autoridades de seguridad informaban que los muertos eran ajustes entre ambas pandillas, los rechazaba, y aseguraba que no era cierto, por lo menos, en los periodos de la tregua.
Nos comentó, además, que los dirigentes pandilleros con los que se contactaba para su trabajo periodístico y cineasta, le habían confiado intermediar ante el gobierno para procurar negociaciones que pusieran fin a la exclusión y autoexclusión de los pandilleros, para ser incorporados a la vida social. No sabemos si esto último lo estaba realizando, pues, la última vez que estuvimos físicamente con Christian fue al finalizar el último foro desarrollado en Radio Nacional, para celebrar el Día del Periodista, y el corto encuentro fue para saludarnos y una que otra crítica cordial, sin profundizar en su trabajo.
La muerte de Poveda, que enluta el periodismo en El Salvador, no debe quedar impune, pero sobre todo, que el suyo no sea un trabajo en vano, que su muerte sirva para revivir políticas diferentes para erradicar la violencia social en El Salvador.
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