La semana anterior cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional hicieron historia al resolver favorablemente la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por un ciudadano, que obligaba la participación en un partido político para ser diputado o alcalde y sentencia como inconstitucional el sistema de lista cerrada y bloqueada para elegir diputados, sentencia que en las palabras del conductor del programa de opinión matinal de mayor audiencia en televisión, “podría ser el hecho político más importante desde los Acuerdos de Paz”, y en el comunicado de instituciones muy respetables “fortalece la democracia”.
Escrito por Rafael Castellanos.03 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
Largamente esperado y planteado por asociaciones de ciudadanos, tanques de pensamiento, asociaciones de abogados, generadores de opinión y reconocido como una necesidad para evolucionar en la democracia por instituciones extranjeras como la Universidad de Salamanca entre otras.
Los últimos cuatro o cinco años se ha venido planteando que parte del estancamiento del país se debe a la deficiencia de la institucionalidad en la nación, las instituciones no hacen aquello para lo que están creadas y los funcionarios, los políticos se aprovechan de ellas, y eso se erige como un obstáculo formidable para el desarrollo.
La madre de toda la débil institucionalidad se ha señalado como el secuestro del poder que ejercen los partidos políticos, principalmente a partir de la forma en que se eligen diputados al llamado Primer Órgano del Estado, que fomenta, permite, y garantiza que los diputados respondan a los intereses del pequeño grupo que son las cúpulas partidarias y no a los ciudadanos a quienes sirven.
Sobre esto se ha escrito mucho, se han hecho innumerables estudios y la opinión mayoritaria es que debe terminarse con esto y encontrar la forma en que los diputados respondan efectivamente a los grupos de población que dicen representar en la Asamblea.
Pero igualmente la opinión es que era muy difícil que sucediera, pues es como pedirle al vampiro que él mismo se clavara la estaca en el corazón.
Los cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia, electos recientemente para la Sala de lo Constitucional, una de las más delicadas labores, fue una elección que por primera vez no obedeció a las usuales componendas partidarias para sus propias ventajas, sino sentando precedente en la época actual. Las cosas no siempre suceden con la mejor intención, ayudan factores externos, en este caso fue empujado por la amenaza que en ese momento planteaba la supuesta negociación Saca-FMLN de una Corte favorable al Frente y un fiscal favorable al ex presidente. La crisis contó con la mediación del presidente y se hizo una muy buena elección, ellos son los garantes del respeto a la Constitución.
De entrada se emprendió una iniciativa de suprimir privilegios indebidos en la institución, vehículos, bonos, empleos a parientes y cercanos y otros abusos, que son común dominador en toda la administración pública.
La reacción del resto de la Corte, desde los otros magistrados a empleados de menor rango con que pude conversar, fue de indignación. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo llega a quitar algo que ya está establecido y es tradición?, sin importar si es legítimo o no, en el Órgano que debe dar el ejemplo sobre corrección en un estado bastante descompuesto y corrupto.
La reacción fue virulenta y pronto los colegas magistrados encontraron algo en lo que podían hacerles la vida difícil, un caso de amparos contra la Corte en que les pedían excusarse y ellos creyeron que no les correspondía. No entramos en el argumento técnico-jurídico, sino en el actuar político y la percepción pública de corrección y moral. La guerra que les declararon fue vista muy mal por la opinión ciudadana, sobra decir que el apoyo a quienes actuaron defendiendo sus intereses fue muy amplio ante lo que llegó a considerarse una emboscada jurídico-política contra los buenos de la película, por razones repudiadas.
La oposición o abstención del quinto magistrado, que pertenece a la administración anterior y no se alinea con los vientos de cambio, representa el rechazo del estatus quo político a acciones correctas pro ciudadano.Algunos lo interpretan como el arropamiento de la clase política que se cubre con la misma cobija, en la insana pero profundamente arraigada realidad de aprovecharse del estado, de participar en el secuestro de la sociedad por los partidos políticos y las camarillas de poder que al mismo tiempo tienen secuestrados a los partidos políticos. ¿A quién representa esa clase política?
Se abrió por donde no se esperaba, una luz de esperanza y muchos la acompañaremos.
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