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2010/08/24

LPG-La organización del centro escolar

 En efecto, Joaquín Samayoa ha insistido en varios artículos sobre la necesidad de mejorar la calidad del docente en las escuelas públicas de nuestro país para superar la calidad de la educación.

Escrito por Ricardo Bracamonte.24 de Agosto. Tomado de la Prensa Gráfica.

Junto a este factor de ineludible importancia, habría que agregar un elemento más que me parece indispensable en el mejoramiento sustancial y realista del sistema educativo actual. Me refiero a la organización de la escuela.

En visitas a centros escolares públicos y privados –incluso públicos dirigidos por religiosas– durante una reciente maestría en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), corroboramos algunos aspectos interesantes. Por un lado, el mismo maestro “bien dedicado” en el área privada, trabajando por la mañana, realizaba una labor “mediocre” durante la tarde, en una escuela pública. La razón principal: no había un ambiente organizativo adecuado que le demandara una mejor respuesta a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes.

En la escuela pública sonaban el timbre para entrar a clase cinco minutos después de lo indicado; los alumnos ingresaban al aula “a su gusto”. Nadie revisaba la planificación diaria del maestro por lo que “la agarraba al suave” luego de la tarea matutina que le “había sacado el jugo”. El director estaba terminando de almorzar. ¿Quién supervisa y asesora diariamente el trabajo del docente en el sector público? Casi se pudiera afirmar que nadie.

No se busca un cambio radical en la escuela pública (varios millones de dólares se gastaron en proyectos piloto como la Escuela Modelo y la Escuela Diez, pero estos quedaron neutralizados al llegar una nueva administración). Hoy lo importante es aprovechar las experiencias y en este sentido llevar un poco más de organización en el quehacer diario del centro educativo en donde todos los sujetos de la educación sepan qué hacer, cuándo y cómo hacerlo.

El director de una escuela en el departamento de La Libertad no podía hacer gestión en la comunidad para buscar ayuda de empresas cercanas o de padres de familia, porque tenía que atender dos grados. Ese director confiaba en los informes y resultados que le daban los docentes sobre el avance de sus estudiantes porque “no había de otra”. En la tarea organizativa es fundamental el orden, la disciplina, el cumplimiento preciso de tareas y esto no se logra sin un buen director que tenga tiempo y orientaciones adecuadas para hacerlo.

Una buena organización interna en cada centro escolar permitirá garantizar el buen uso de fondos que provengan del sector público o del sector privado y posibilitará un mejor clima para el trabajo docente, aún y en condiciones precarias. Una mala o ineficiente organización escolar puede echar al traste cualquier iniciativa.

Cada centro escolar debería elaborar su diagnóstico y sus propios proyectos y desde ahí estimular la gestión para resolver. El Estado o la empresa privada podrán poner sus ojos en los centros educativos pujantes y desde ahí actuar. Extrapolando un poco el concepto de “competencias”, aquí se podrá aplicar al esfuerzo de cada centro: cada escuela irá mejorando según sus competencias para hacer gestión, para buscar respuestas a sus problemas y así se le irá apoyando. Las escuelas con una buena organización deben convertirse, ellas mismas, en las gestoras de su propio beneficio. Papá gobierno no puede para tanto y a veces el asistencialismo y la planificación solo desde arriba enferma más; habrá que darles herramientas para una efectiva y eficiente organización. Los directores son clave.

La organización del centro escolar

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