El sistema electoral está ahora mismo en una especie de emergencia institucional, pues hay varias y muy delicadas cosas por hacer. Un tema como el del voto residencial se ha venido cargando sin resolver, y ya es hora de hacerlo...
Escrito por Editorial.25 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
Es cada vez más claro que el proceso democrático nacional se encuentra en un momento muy especial de su transición. La alternancia política ha redimensionado el escenario competitivo, y esto es natural, porque ahora las fuerzas partidarias saben, por experiencia vivida, que alternar es posible en los hechos, y que eso se da de manera normal, fuera de los tremendismos propios de la propaganda. En tales condiciones, los comicios legislativos y locales de 2012 se presentan como la primera prueba de evaluación electoral de lo que han asimilado las distintas fuerzas a partir de 2009, y las presidenciales de 2014 se vuelven la prueba inmediata superior.
Los primeros movimientos internos están ya dándose en los partidos, y el signo en todos los casos es la autodefensa de las dirigencias establecidas. Esto es estratégicamente de esperarse en situaciones como la que vive el ambiente político del país, pero no debe perderse de vista que dicho mecanismo de defensa es siempre de duración práctica muy limitada, pues cuando las cosas están cambiando, y más cuando esto ocurre de una manera tan intensa como la que vivimos, se genera una creciente presión para que también los liderazgos y las dirigencias lo hagan. Y la sabiduría de los que conducen está precisamente en atinar al momento en que eso debe darse con la debida oportunidad y significación.
Los tiempos políticos, como lo hemos venido señalando persistentemente para que no se le olvide a nadie, son cada vez más cortos, y, por consiguiente, hay que aprovecharlos al máximo, tanto para hacer los ajustes legales e institucionales que la realidad vaya haciendo urgentes como para que los actores políticos se preparen de manera adecuada en función de los desafíos que les van saliendo al paso. Es momento de trabajo para todos, y ninguna de las tareas pendientes espera.
LO MÁS IMPORTANTE: HACER LAS COSAS BIEN
El sistema electoral está ahora mismo en una especie de emergencia institucional, pues hay varias y muy delicadas cosas por hacer. Un tema como el del voto residencial se ha venido cargando sin resolver, y ya es hora de hacerlo: no valen más excusas ni pretextos. Pero ahora hay otras demandas imperiosas, derivadas del reciente fallo de la Sala de lo Constitucional, que genera intensa polémica, pero que está ahí y que debe ser implementado, más allá de las opiniones sobre el mismo. De seguro un tema estructural como el de los distritos electorales, que cambia de fondo el mecanismo de representación en el terreno, muy difícilmente podría concretarse para 2012, pero la discusión está sobre el tapete y ya no saldrá de ahí.
En cuanto a las llamadas candidaturas “independientes” o “no partidarias” o “ciudadanas”, todo indica que la posibilidad queda abierta para 2012, y ello apura a los entes responsables, que son la Asamblea Legislativa y el Tribunal Supremo Electoral, a generar los mecanismos pertinentes, seguros y funcionales al respecto. Y aquí habrá que hacer un esfuerzo de racionalidad práctica que evite el desorden, la dispersión y las aspiraciones peligrosas, para que no se afloje más el orden institucional en función de un garantismo puramente espontáneo.
Es fundamental que se tome conciencia de que todo esto es en verdad una apuesta de futuro, pues lo que se decida y se haga hoy tendrá implicaciones en lo que pueda venir después. No hay entonces margen para el error, pues lo que está en juego es la estabilidad y la sana evolución de nuestro proceso democrático, que debe mantener la salud a toda costa.
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