EDH-Nada de compasión, sólo la amenaza al fotógrafo

 Editorial.22 de Marzo.Tomado de El Diario de Hoy

Ya es hora de preguntarnos, como país, cuántas muertes, cuánto dolor, cuánta miseria ha causado "La Ley del Menor Infractor" desde que fue promulgada

Una indagatoria sobre la publicación de la foto del asesinato del joven Francisco Garay ha ordenado la jueza de menores María Isabel Ponce, quien aparentemente considera más grave lo que hizo el fotógrafo que la violencia que se ha apoderado de nuestras calles. En una reunión con periodistas, la jueza no mencionó al joven asesinado, no tuvo una palabra de compasión por la familia de la víctima, no se lamentó de lo que le toca juzgar, no mencionó el clima de terror y violencia que es la realidad de nuestro país. La jueza se enfocó sobre un único asunto: lo que hizo el fotógrafo y por qué fue publicada la secuencia, un estremecedor testimonio visual de lo que está descalabrando a El Salvador.

Los reptiles, bien se sabe, no tienen sangre caliente, sino fría, diabólicamente helada. Y eso se puede decir de la "Ley del Menor Infractor", ahora llamada Ley Penal Juvenil: es una ley del absurdo, una legislación gélida, una protección a criminales, un aborto moral, un detonante de la violencia. Falta en El Salvador hacer un replanteamiento de las grotescas situaciones que le están desquiciando, desde la venta descarada de diputados hasta marchas de mareros bajo protección policial. Lo que no tienen las comunidades, protección, lo disfrutan las pandillas, debido principalmente a la "Ley Penal Juvenil".

Culpable no es el asesino, sino el mensajero

Ya es hora de preguntarnos, como país, cuántas muertes, cuánto dolor, cuánta miseria ha causado "La Ley del Menor Infractor" desde que fue promulgada tras una larga campaña que encabezó el ex magistrado Hernández Valiente.

La Ley, a la que nos opusimos desde que era proyecto, no cumple con "derechos universales de niño", pues en Inglaterra y Estados Unidos se han publicado fotos de asesinos menores de trece años y hasta de ocho. Un caso concreto que recordamos es el de un jovencito de color que mató a patadas -un ejercicio de artes marciales para él- a una muchachita de seis años y por ello fue condenado a cadena perpetua.

El gran problema, empero, no es que en plena calle un "menor infractor" asesine a puñaladas a un joven indefenso que no le había provocado, sino que la foto se publique. De no haber sido por el hecho casual y en cierta manera afortunado de que un fotógrafo de La Prensa Gráfica pasaba por el lugar y cumplió con su deber profesional, es probable que el hecho hubiera quedado impune, por lo que pasa en la cabeza de algunos jueces de menores.

La aberrante ley habla de sucesos que conmocionan a la sociedad y si hay uno de ellos, es este que muestra el horror que ha caído sobre los salvadoreños y sobre los estudiantes de centros públicos y privados. La risa diabólica de la presunta cómplice del asesino declarando que "no se arrepentía", es la señal más fuerte.

Ahora resulta que es el fotógrafo y la publicación para la que trabaja a quienes la jueza ordena investigar, aunque la ley sólo obliga a los funcionarios judiciales y partes de un proceso a reservar la identidad de menores, no a medios ni ciudadanos, según han aclarado reconocidos especialistas del Derecho.

Ir contra el mensajero es parte de la tónica del momento: en lugar de examinar las razones de críticas, el sentido de los sucesos que se reportan, lo espantoso de los males que victimizan a nuestra sociedad, lo que se propone son mordazas y lo que se hace es negar información. "Si no se sabe, no sucedió".

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