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2010/03/19

Contra Punto-Nuevo ingreso en la UES: La punta del iceberg

Escrito por William Mejía. 19 de Marzo. Tomado de Contra Punto.

Debate y propuesta para solucionar el problema de la enseñanza superior en El Salvador

SAN SALVADOR

- Una vez más la Universidad de El Salvador (UES) vuelve a tener presencia y cobertura nacional e internacional gracias al último conflicto que llevó más de 10 días entre los aspirantes rechazados que protestan por la ampliación de cupos y los organismos de gobierno universitario. Al revisar el contenido de la mayor parte de las columnas periodísticas publicadas y noticias transmitidas por medio de la televisión, lectores y televidentes somos arrinconados a pensar que los grandes problemas de la UES es la falta de un presupuesto adecuado y la carencia de infraestructura física para darle respuesta a la demanda de nuevo ingreso que crece año con año.

Para todos aquellos que no ven más allá de lo que los medios “informan”, ni tampoco comprenden la importancia de la universidad pública en el desarrollo de El Salvador, especialmente en un país tan saqueado, empobrecido y maltratado como el nuestro, este conflicto no pasa de ser una medición de fuerzas entre los bandos involucrados. Sin embargo, para todos los que ejercitan el intelecto a través de la lectura crítica de la realidad natural y social, el actual conflicto ha servido para recordar y reafirmar que algo estructural anda mal al interior de la institución.

Seguir recetando paliativos para apagar los conflictos que desnudan la incapacidad de las actuales autoridades universitarias, solo servirá para ocultarle a la sociedad salvadoreña el grave deterioro moral, administrativo, académico y científico al interior de tan valiosa institución. El ampliar los cupos para los aspirantes que no obtuvieron el puntaje después de haber tomado un examen de dudosa validez y confiabilidad, no resuelve el problema estructural de la UES. La protesta de los aspirantes a nuevo ingreso sólo es una pequeña pieza en el rompecabezas que dibuja la compleja enfermedad que tiene postrada a dicha institución pública.

Como ha sucedido siempre, los conflictos internos y externos de la UES no pasan de ser, por un lado, la búsqueda de ventajas políticas para los que tienen hambre insaciable de poder y dinero, y por otro la búsqueda de beneficios pasajeros para los aspirantes de nuevo ingreso, estudiantes activos, administrativos y docentes cuyos intereses han sido o están siendo amenazados. Aunque sea un conflicto fugaz en la búsqueda de una solución pasajera, sería un error ignorar o menospreciar las lecciones que se pueden aprender de esta crisis.

Por ejemplo, 1) El conflicto ha desnudado la incapacidad de los diferentes organismos universitarios cuya solución técnica no ha pasado de recomendar medidas represivas, 2) El grupo de jóvenes que protestan por la ampliación de cupos, ha dejado al descubierto la fragilidad de una institución que se considera intocable gracias a su autonomía, y 3) Esta crisis también ha sacado a flote la indiferencia del presidente Funes, de las autoridades del MINED, y de las principales fuerzas políticas y sociales ante el deterioro constante y creciente en la UES.

Durante los gobiernos de ARENA era normal ver el desinterés y desprecio con el que se trató a la UES. Sin embargo, para el gobierno del “cambio y la esperanza” y el FMLN como principal fuerza política, es inmoral, irresponsable e inaceptable el seguir ignorando la crisis académica y administrativa que actualmente caracteriza a la UES. Sólo hay que ponerse a pensar en los daños generacionales en la vida de miles jóvenes y el alto precio que EL Salvador tiene que pagar al tener una universidad pública con problemas estructurales.

Seguir recetando medidas cortoplacistas a la inestabilidad permanente en la UES y tratando con desprecio un proyecto tan importante como lo es la universidad pública, sólo servirá, por un lado, para retardar protestas más frecuentes y de mayor envergadura que podrían llegar a despertar bajas pasiones y desencadenar acciones que pongan en riesgo la integridad física de algunos miembros de la comunidad universitaria, y por otro lado, como un llamado de atención para que intelectuales, dependencias gubernamentales y no gubernamentales, y otros actores sociales se organicen para demandar al estado salvadoreño un proceso de evaluación serio e imparcial en las áreas académica y administrativa, poniendo especial atención en la entrega educativa.

Si un grupo de jóvenes han sido capaz de poner de rodillas a la única universidad pública y mostrar la fragilidad de los diferentes organismos de gobierno, cuanto más podría hacer la sociedad en su conjunto al unir intensiones nobles y energía para demandarle al gobierno del “cambio y esperanza” una universidad nueva y diferente. Como dijera alguien “Al fin de cuentas la UES es autónoma del Estado, pero no de la sociedad salvadoreña”.

Nuevo ingreso en la UES: La punta del iceberg

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