El presidente Mauricio Funes tiene razón. Cien días no son suficientes para evaluar un gobierno. Pero en los primeros tres meses, toda nueva administración envía señales importantes sobre el rumbo, las prioridades y el estilo de su gestión. Desde su llegada al poder, Funes ha demostrado un liderazgo que ha sido puesto a prueba, más por su propio partido, que por la fuerza opositora que prometió ser “constructiva y vigilante”.
Escrito por Carlos A. Rosales. Martes 08 Septiembre. Tomado de La Prensa Grafica.
Los primeros meses del gobierno de Funes están dando continuidad a lo que caracterizó la campaña. Ese período evidenció las enormes diferencias de visión y filosofía política entre el FMLN y su candidato. Varias veces las declaraciones y los compromisos del candidato fueron desautorizados o corregidos públicamente por voceros farabundistas. Eso obligó a Funes a actuar con recato para que los desencuentros no pasaran a más.
Ya como presidente electo, las cosas cambiaron. El ahora mandatario se vio en la necesidad de hacer valer su palabra. Eso pasó cuando, a su retorno de Brasil, el presidente-electo desautorizó públicamente al ahora ministro de Obras Públicas por unas declaraciones suyas sobre el manejo de la deuda externa.
Funes acaba de hacerlo de nuevo, esta vez con el vicepresidente de la República. A su retorno de una vista oficial a Chile, Funes revirtió varios compromisos que el vicemandatario había hecho para calmar las protestas realizadas recientemente en torno a la entrega de paquetes agrícolas. Es claro que la demostración de independencia, autoridad y liderazgo del presidente no es bien recibida por los comandantes.
Diversos voceros de izquierda no han disimulado su disgusto con Funes. Uno de ellos criticó duramente al presidente por no permitir que el FMLN sea “el partido de gobierno”. Claramente, las expectativas de buena parte de la izquierda ortodoxa no están siendo satisfechas por Funes y sus colaboradores más cercanos.
Pero Funes está mostrando temple y autoridad. Su rol como facilitador para resolver “impasses” legislativos es positivo. Su buena evaluación, según la encuesta de LPG Datos, refleja que la gente reconoce sus esfuerzos. Da la impresión de que el presidente está sosteniendo el dique de la enorme presión ejercida por el partido que lo vistió de rojo.
En lo que sí falló el presidente fue en su aseveración que la conformación de gabinete respondía a una “meritocracia”. Los primeros cien días han sido suficientes para desnudar las carencias y debilidades de su equipo. Seguramente, eso se debe a que Funes repartió cuotas de poder entre las partes que hicieron posible su victoria electoral.
Su mismo jefe de campaña, ahora directivo parlamentario y uno de sus más acérrimos críticos, aseguró a este periódico que el FMLN tiene control casi total del gabinete social y el gabinete político, pero que los “Amigos de Mauricio” manejan el gabinete económico.
Es precisamente en el área económica que se ve mayor capacidad y pragmatismo para enfrentar los enormes desafíos que la crisis global nos plantea en la actualidad. Lo contrario sucede en seguridad pública y educación, donde, hasta ahora, se han hecho y dicho las cosas más preocupantes.
En cien días, muy a pesar del FMLN, el balance sobre el desempeño del presidente es positivo. Pero el futuro se ve oscuro. Hay más preguntas que respuestas. La crisis económica, la mermada hacienda pública y la ola delincuencial complican aún más la situación.
¿Cuánto tiempo resistirá el presidente la presión del FMLN para instalar en el país la agenda chavista? ¿Logrará Funes imponer su voluntad en los temas trascendentales? ¿Permitirá el FMLN la trasformación del grupo “Amigos de Mauricio” en partido político? ¿Saldrá ARENA algún día de su letargo para fortalecerse como oposición?
El juzga por su condicion. Entre lineas acepta el fuerte liderazgo de Funes. Confirma lo que Funes siempre dejo claro: el es el presidente, el frente es el ente politico que le apoyo para llegar al poder pero es Funes quien gobierna!. Deja entrever el sr que es de la escuela tradicional de derecha, el espera que Funes deje de presidir tarde o temprano y quiere sembrar incertidumbre formulando la maliciosa interrogante de cuando cedera Funes a la presion del frente?. Se equivoca, sus origenes politicos e ideologicos lo vacilan, pues el no cuenta con que la misma encuesta que el menciona refleja que el pueblo esta con Funes y con el frente. No ha caido la popularidad y aceptacion del nuevo gobierno!!. Y para ser honestos, no se necesita mucho para lograr esa aceptacion. Y como podria costar, si hemos tenido tanta mediocridad y antipopularidad gubernamental por tantos años. Cualquier cosa que hubiese llegado al gobierno hubiese sido recibada con los brazos abiertos y el entusiasmo hubiese durado para rato.
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