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2009/09/15

Hay que hacer revivir el espíritu patriótico

Es hora de impulsar un patriotismo de otra naturaleza y de otro estilo. El patriotismo de la pertenencia consciente, que es a la vez crítico y entrañable.

Escrito por Editorial.Martes 15 septiembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Este día, 15 de septiembre, se conmemora cada año la Independencia centroamericana; y hay desde luego actividades escolares y oficiales alusivas, que desafortunadamente han venido derivando en un formalismo cada vez más desprovisto de sustancia, como si los salvadoreños nos fuéramos alejando de los sentimientos patrióticos elementales, que son los que representan el sentido de pertenencia. En realidad, ese sentido de pertenencia es el que viene cayendo en crisis de inanición desde hace ya tiempos, y, así como prácticamente en todos nuestros otros problemas estructurales, hay multiplicidad de causas para ello.

Hay que decir que a lo largo del proceso histórico vivido, los liderazgos nacionales hicieron muy poco, si es que hicieron algo, para hacer sentir a la generalidad de los salvadoreños que eran parte viva de esta sociedad. En el pasado, cuando una inmensa franja de la población estaba prácticamente sumergida en el anonimato histórico, los ritos patrióticos en la franja visible y actuante parecían representar a todo el país. Cuando, a partir de los años sesenta, fue emergiendo progresivamente la franja sumergida, el patriotismo se fue diluyendo. Hubiera sido necesario, entonces y desde entonces, impulsar un proyecto nacional verdaderamente incluyente, que permitiera que los sentimientos de pertenencia llegaran a ser patrimonio viviente de todos.

Es muy revelador cómo esos sentimientos parecen reverdecer en nuestra inmensa comunidad de migrantes. El nuevo patriotismo está surgiendo de ahí. Este es un El Salvador diferente, que ya no se restringe a las fronteras de siempre, geográficas y mentales. El nuevo patriotismo debe responder a esa realidad en formación.

Que todos nos sintamos uno

Una de las perversidades más dañinas que produce el ejercicio histórico de una sociedad dividida, como fue por tantos años la nuestra, es el desarraigo mental y sentimental de sus habitantes en relación con lo propio. Si la lógica se basa en destruir al “enemigo interno”, sea cual fuere, la atmósfera nacional se va contaminando de emanaciones cada vez más venenosas. En ese camino llegamos tan lejos que desembocamos en la guerra fratricida. Por ventura el ciclo concluyó con un acto de racionalidad inesperado y sin precedentes entre nosotros: el Acuerdo de Paz.

A partir de ahí, nuestra historia es diferente, aunque haya aún tantas resistencias a reconocerlo. Y, al ser tan diferente en esencia la dinámica en la que ahora estamos inmersos como sociedad y como nación, resulta evidente que los sentimientos respecto del país deben evolucionar en la misma línea. Es hora de impulsar un patriotismo de otra naturaleza y de otro estilo. El patriotismo de la pertenencia consciente, que es a la vez crítico y entrañable. Un patriotismo al que todos, sin excepción de ninguna índole, podamos sentirnos legítimos y comprometidos pertenecientes.

Esa base común no implica, desde luego, ninguna especie de uniformidad artificiosa. Por el contrario, es la tierra en la que arraiga el sano pluralismo, tan natural en las sociedades verdaderamente libres y progresistas. Sobre cosas como ésta tendríamos que reflexionar este día en el que saludamos a la Patria, que es al mismo tiempo de todos y de cada uno.

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